En la V Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que tuvo lugar hasta ayer en Bávaro, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se la lució en grande, robándole el show mediático a su colega Nicolás Maduro, de Venezuela, quien no pudo lucirse como quería. Desde su llegada el martes, cerca de las 5 de la tarde, Correa comenzó a hacerse simpático y popular. Desde que bajó las escalerillas del avión que lo trajo a Punta Cana, el mandatario ecuatoriano saludó casi hasta a los técnicos de aviación y se tomó selfies a más no poder, lo que repitió en la noche en las instalaciones hoteleras donde se inauguró el cónclave. El miércoles, tempranito, cuando aún dormían sus colegas y los miembros de las delegaciones de los demás países, y mientras una llovizna tenaz bañaba el área, Correa salió ejercitándose en pantalones cortos, montando bicicleta por el poblado cercano al complejo Barceló. Le acompañaban tres oficiales de su seguridad, también montados en bicicleta, y le seguía de cerca un equipo a bordo de una todoterreno de las que el Gobierno dominicano puso a su disposición. Cuando llegó a media mañana al recinto en que deliberarían los presidentes, cancilleres y ministros, de nuevo el presidente de Ecuador repartió saludos, besos y abrazos con quienes estaban ahí. Un poco más tarde, cuando los mandatarios se preparaban para posar en tarima para la foto oficial de la Cumbre, se resaltaron sus bromas en voz alta por la chacabana que vestía su colega Evo Morales. Esas acciones de Correa ganaron más comentarios y resonancia que los gestos de Maduro al saludar a un niño a su arribo al aeropuerto y al llegar a la sede de la Cumbre conduciendo el vehículo que lo transportaba; que la ausencia del presidente de Cuba, Raúl Castro, de la toma de la foto oficial de los participantes; y la rotura del protocolo de parte de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, al vestir de chaqueta y no de chacabana. Solo algunos detallitos…