Todos los seres humanos cuando tienen la bendición de llegar al mundo, lo hacen con algún talento, cualquiera que sea, aunque no siempre tienen la posibilidad de ejercer su accionar en la vida, en una actividad relacionada con ese instinto natural. Los que logran hacerlo, para ellos la vida será como un hobby, donde disfrutan a plenitud la labor que realizan.

Cuando vas por un camino diferente al de tus sentimientos e instintos, podrás tener muchos logros materiales para tener una vida sin limitaciones y de calidad. Todos los que observan desde fuera dirán, que eres un agraciado, un bendecido, una persona de éxito y hasta un dichoso.
En realidad, eso es una vida aparente, sino pregúntenle a Summersett Magñon, quien fue el escritor más famoso y rico de su época y que a los 93 años, cuando le preguntaron si era feliz, su respuesta fue que había sido un hombre triste y desgraciado, que no había tenido un día feliz en la vida, porque no se dedicó a trabajar en lo que le gustaba. Murió rico, viviendo en un palacio a orillas del mar, pero no fue feliz, según él, por no ser un fontanero que era su pasión.
Muchos dirán que ese es un caso extremo, es posible, pero lo que ocurre es que la gran mayoría, nunca llega a saber cuál es su real motivación en la vida, lo que le da sentido a su existencia. Así viven, crecen, avanzan y mueren, sin saber nunca cual era su verdadera pasión.
Por eso nos encontramos a diario, con tantas personas buscándole sentido a su vida, deprimidos sin saber la razón, ya que no tienen problemas económicos, familiares ni de salud . Pero no logran disfrutar cada día, por lo que para soportar esa angustia, se refugian en cualquier adición, sea drogas, alcohol, juego, compras, bondad, altruismo, control, religión, política, redes etc.
Hacen unos días una amiga, me regaló un libro, que tiene por título "El hombre que calculaba". Desde que comencé su lectura, experimenté un sentimiento de bienestar, de inmediato me sentí como un pez en el océano, porque sencillamente, estaba en el terreno que logra disparar mi pasión. "Si quieres ser feliz, encuentra algo con que entusiasmarte". Había leído esa frase, pero ahora fue que de verdad la entendí.
Nací con un talento natural para los números, para el cálculo, lo cual me permitía desde los 4 años, descifrar complejos casos, aún muy difíciles para los adultos. Recuerdo en una ocasión que sin haber cumplido 5 años, me llevaron al Colegio de mayor prestigio en Santiago, para un careo con niños de 3er curso sobre aritmética. Sin dificultad pude vencer en esas pruebas.
Los cálculos eran mi talento y mi pasión, que si se hubieran cultivados, dándome la oportunidad de adentrarme en ese mundo, de seguro mi historia se contaría de otra manera. Estudié derecho por complacer a mi padre, luego incursioné en política de izquierda, por ser un reto para la juventud. Continué en la política del sistema, incursioné en algunos negocios y finalmente me adentré en la escritura.
Todo lo que he hecho en realidad no me ha salido mal, porque siempre he usado los cálculos, ya que podré dedicarme a cualquier labor, pero mi pasión real es calcular cada detalle. Por ejemplo, desde que inicié el negocio de la Pescadería en 1982, de lo cual hacen 40 años, puedo decir que tengo en mi mente cada detalle del histórico hasta el día de hoy.
Y como tengo todo en la mente, también como una forma de estar calculando, también lo tengo con todos los detalles en un legajo personal. Mi vida siempre ha estado cimentada en el cálculo, aunque en circunstancias específicas, la sensibilidad me ha traicionado, permitiendo que las cosas no me hayan salido bien, no por calcular mal, sino por creer mucho.
Dice un dicho popular, que nunca es tarde, si la dicha es buena, por lo que a partir de ahora, cultivaré más mi pasión por los números, por los cálculos. Seguiré escribiendo porque me gusta, aunque no sea mi pasión. Seguiré haciendo análisis políticos, aunque sin activismo, seguiré tratando de analizar el movimiento de la economía mundial y local, sin ser economista. Seguiré escribiendo sobre trastornos de la personalidad, sin ser psiquiatra.
No quiero terminar este artículo, sin hacer algún esfuerzo, a través de un llamado, para que usted, que esté leyendo en estos momentos lo que he escrito, reflexione, vaya hacia sus sentimientos e instintos y le busque sentido a su vida. Si su pasión es barrer, pues barra, si es el deporte, pues hágalo, si es ser educador, trate de ser bueno en eso. Haga lo que le guste, no lo que otro quiera y si con eso también se gana la vida, sería lo más maravilloso, ya que su trabajo se convertiría en un maravilloso y excitante hobby.