“La gloria es como un círculo en el agua, que nunca deja de ensancharse, hasta que se disuelve en la nada.
WILIIAN SHAKESPEARE
“EL PODER LLENÓ SU CASA DE VOCES, PERO AL MARCHARSE, SOLO EL ECO LE RESPONDIÓ".
ANÓNIMO.
En la antigüedad existió un rey que logró conquistar un amplió territorio, unas veces en batallas y otras por alianzas, negociaciones y acuerdos. Era un personaje muy sabio, con una gran nobleza en su corazón, un excelente estratega, con una amplia capacidad para lidiar con todas las personas, sin importar su nivel social y político.
Después de 50 años dirigiendo su reinado, con mucha armonía, respeto a los súbditos y florecimiento de la economía, empezó a delegar en su hijo mayor los asuntos del gobierno. Al pasar unos años, la ambición se apoderó de su hijo, quien tomó el control del reino, se declaró nuevo rey y relegó a su padre a un retiro forzoso en un pequeño lugar del área del palacio.
El antiguo rey acostumbrado a tejer alianzas, mantener reuniones constantes, recibir visitas de manera frecuentes y a diario conversar con cientos de personas de todos los niveles que iban donde él a buscar consejos, comenzó a sentir el cambio al no tener ningún poder.
Los que buscaban consejos optaron por otro referente, los saludos públicos en los actos oficiales se hicieron vagos, los mensajes comenzaron a desaparecer y ahí comenzó a darse cuenta que todo seguía girando igual sin él. Entonces quiso acercarse a los hijos, pero cada quien vivía en su mundo, lo amaban, pero de lejos, las conversaciones cuando lo visitaban eran breves y las visitas eran como ir a ver un monumento, con respeto, pero rápidas.
Los familiares, amigos y relacionados, fueron desapareciendo, pues ya no era una persona con poder, ni de gran utilidad. Al mirar hacia todos los lados, notó que solo le quedaba de mañera incondicional a su lado, la esposa que lo había acompañado más de 50 años, desde antes de iniciar su reinado.
Empezó a sentir un profundo vacío existencial, cada noche luchaba con su mente, diciéndose que la vida no era así, pero su ego se negaba a aceptar que ya no era importante para los demás. En ese momento reflexionó y se dijo, que nunca se había hablado a sí mismo y escribió una frase que decía: "No soy lo que los otros necesitan, soy lo que yo descubro cuando ya no me buscan".
Desde ese momento comenzó a caminar solo y acompañado de su esposa por el bosque, a observar los árboles, a reencontrar la calma en el silencio. Entendió que la soledad no es ausencia, sino espacio, que jamás debe de llenarse con resentimientos, sino con amor, consciencia y comprensión.
ENSEÑANZA:
Este hermoso relato tiene un profundo significado, que nos dice que cuando los ciclos de poder terminan, muchas relaciones desaparecen, los vínculos familiares varían, las relaciones de amistad se reducen al mínimo. Es una transformación dolorosa, pero también una oportunidad para reencontrarse consigo mismo, redefinir los afectos y comprender que la verdadera compañía no es la multitud, sino en la conexión con el ser interior.
Manejar la soledad no es llenarla de ruido, sino habitarla con sentido. Es el momento de cultivar la introspección, fortalecer los lazos sinceros y descubrir que la plenitud no proviene de ser admirado ni valorado, sino de ser consciente.
El rey con la experiencia pudo notar quiénes eran las personas que en realidad lo querían, al margen de su poder. Muy pocos fueron los afortunados, entre los que se encontraban principalmente, algunos esclavos y trabajadores de bajo nivel en la corte. Con ellos conversaba sin reservas, porque lo amaban por su ser interior, no por su posición de poder.
El rey después de su retiro forzoso comprendió, QUE CUANDO SE APAGAN LOS APLAUSOS, LLEGA EL SILENCIO.