Hasta el año 2012, cuando me tocó ejercer por primera vez el derecho al voto, era un joven sin ningún interés por la actividad política y sin la más mínima intención de militar en un partido. Con apenas 21 años y sin otro norte que no fuesen mis estudios universitarios, admito haber favorecido al actual mandatario con mi voto solo por no parecerme apropiado su principal contrincante y por la condición de dirigente peledeísta de mi madre, quien para ese entonces ya había participado en varios procesos electorales del lado del Partido de la Liberación Dominicana.
Transcurrido el primer año de su gobierno, fue cuando realmente empecé a sentir atracción por el Danilismo. Medidas como la materialización del 4% para la educación, la democratización del crédito a través de la Banca Solidaria, a una tasa con la que ninguna otra entidad financiera podría competir y la disolución del monopolio y la mafia en las obras del Estado, me empezaban a hacer sentir orgulloso de que mi primer sufragio presidencial haya sido por un hombre que ante mis ojos, empezaba a dar luces de no ser uno más del montón.
En los años posteriores, sin darme cuenta pasé de sentir una simple empatía, a ser un defensor del gobierno de Danilo, pero nunca dejé, ni he dejado de reconocer lo malo y que definitivamente no todo está bien en mi país. La tasa de homicidios y asaltos aún es alta, pero Danilo invirtió miles de millones en un servicio eficiente y fundamental para la reducción de la criminalidad en cualquier país, denominado el 911; nuestra educación aún no tiene la calidad que debería, pero Danilo construyó en 3 años y medio más escuelas de las que habían construido todos nuestros presidentes juntos desde 1950 hasta el 2012 juntos.
Los apagones en pleno siglo 21 son un azote y un estorbo al desarrollo de las comunidades más humildes, entre ellas el municipio de Río San Juan, pero en el gobierno de Danilo decenas de comunidades han sido favorecidas con el circuito 24 horas; se han inaugurado numerosos parques eólicos y foto voltaicos; y se encuentran en proceso de construcción las plantas a carbón de Punta Catalina y 6 subestaciones eléctricas para el mejoramiento del sistema energético, una de ellas se construye en mi natal Río San Juan y ya se encuentra avanzada en más de un 70%.
Danilo me ha enseñado a ver el vaso medio lleno, en lugar de verlo medio vacío> Me ha enseñado a entender y admitir que en efecto tenemos muchos problemas, pero a la vez, a mirar hacia el futuro con optimismo, valiéndome de que mi presidente ha demostrado con hechos tener la voluntad política para hacerles frente. Por eso, en este proceso electoral no solo pienso favorecer nueva vez al presidente Medina con mi voto, sino también alzar mi voz entre mis familiares, amigos, allegados y conocidos para que también lo hagan.
Cuatro años es poco tiempo, sin embargo, ya tenemos mejores carreteras, mejores hospitales, cualquiera puede ser proveedor del Estado y cualquiera puede acceder a un crédito en el gobierno con bajos intereses y sin tener que militar en un partido; hay suficientes aulas para todos los estudiantes, hemos dado enormes pasos hacia la solución definitiva del problema energético y poseemos una economía modelo que año tras año crece en cifras formidables en medio de un mundo donde hoy día prevalecen la precariedad, la austeridad y las carencias.
Yo los invito a imaginar lo que podemos lograr en 4 años más de Danilo, tenemos la facultad de soñarlo y mejor aún, el poder para materializarlo el próximo domingo 15 de mayo, ejerciendo nuestro derecho al voto a favor del presidente que está siempre con la gente.