Después de la desaparición de la tiranía Trujillista, en el País con contadas excepciones, ha predominado el bipartidismo. En 1962 se enfrentaron el PRD liderado por Juan Bosch y la Unión Cívica Nacional, con Viriato Fiallo de candidato presidencial. Bosch obtuvo una contundente victoria, pero a los 7 meses fue derrocado por un golpe militar.
En el 1966 el proceso electoral se centra en dos fuerzas, en PRD de Bosch y el PRSC encabezado por Joaquín Balaguer. Un bipartidismo que opaco cualquier otra fuerza política, resultando ganador Balaguer, al contar con el apoyo de las fuerzas de intervención norteamericana y le represión que se le impuso al electorado.
En 1970 y 1974, Balaguer dominó el escenario electoral, al instaurar una dictadura ilustrada, encubierta con una supuesta democracia. En esos dos períodos electores las elecciones fueron una farsa, un simulacro para justificar la permanencia en el poder del caudillo de Navarrete.
En el 1978 se polarizó el panorama electoral entre el PRD y el PRSC, logrando el partido del jacho prendío, liderado por Peña Gómez y llevando al hacendado Antonio Guzmán, como candidato presidencial ganar las elecciones. El PRD les trae al País la libertad, que le había sido arrebatada por el tirano ilustrado Joaquín Balaguer.
En las elecciones de 1982 se mantiene el bipartidismo, entre el PRSC y el PRD, obteniendo de nuevo este último la victoria, con Jorge Blanco como candidato presidencial. En el 1986 se presenta de nuevo la misma situación, con la polarización entre el PRD y el PRSC, con la diferencia de que quien sale victorioso es Joaquín Balaguer, regresando de nuevo a la presidencia, tras una pausa de 8 años.
En las elecciones de 1990, se presenta un escenario diferente, con un tripartidismo en lugar del bipartidismo. Entra al escenario además del PRD y el PRSC, el Partido de la Liberación Dominicana, con Bosch como candidato presidencial, el PRSC sigue con Balaguer y el PRD presenta a Peña Gómez como su candidato presidencial. Estas elecciones fueron ganadas por un margen mínimo por Balaguer.
En las elecciones de 1994, se polariza de nuevo entre el PRD y el PRSC, con una diferencia tan estrecha y un alegato de fraude electoral, que crea una crisis que le recorta dos años a Balaguer y se convocan de nuevo a elecciones en el 1996.
En las elecciones de 1996, en primera vuelta se produce un tripartidismo, entre el PRD, el PLD y el PRSC. En la segunda vuelta y con el apoyo de Balaguer, el PLD gana las elecciones a Peña Gómez, por un estrecho margen, con Leonel Fernández como presidente. En las elecciones del 2000, siguió el tripartidismo, con el protagonismo del PRD, el PRSC y el PLD. Hipólito Mejía candidato del PRD gana las elecciones. Situación que cambió en el 2004, donde regresó el bipartidismo, esta vez entre el PRD y el PLD. En esas elecciones Leonel Fernández del PLD, regresó al poder, al vencer a Hipólito Mejía con postulaba por su reelección.
En las elecciones del 2008 continúa el bipartidismo, PRD y PLD, ganando de nuevo Leonel Fernández, en esta ocasión a Miguel Vargas del PRD. En el 2012 sigue el mismo bipartidismo del 2008, saliendo victorioso en esta ocasión Danilo Medina del PLD ante Hipólito Mejía del PRD.
En las elecciones del 2016 sigue el bipartidismo, pero en esta situación, hay un cambio en el escenario político, al sustituir el PRM al PRD como adversario del PLD. Esas elecciones las gana Danilo Medina, al hoy presidente Luis Abinader.
En las elecciones del 2020 continúa el bipartidismo entre el PRM y el PLD, saliendo airoso Abinader como candidato del PRM. Para las elecciones del 2024, con la división del PLD, el panorama cambia y se crea de nuevo un tripartidismo, con el PRM, el PLD y la FP.
Los resultados de esas elecciones, donde Luis Abinader obtuvo un 57%, Leonel un 29% y Abel un 10%, indican que de nuevo se establecerá un bipartidismo para el 2028. Esta vez entre el PRM y la FP.
El PRM seguirá siendo un partido fuerte para el 2028, ya que controla todos los órganos de poder, aunque el anuncio de Luis Abinader de que no modificará la Constitución para reelegirse, crea una incógnita sobre el futuro de esa organización.
La indefinición de un candidato, unido a la obligatoriedad de una reforma fiscal, son factores que podrían influir en el electorado de manera negativa ante el PRM. Además, el desgaste natural de un tercer periodo, podría disminuir la simpatía de la entidad oficialista.
De todas maneras, el partido a vencer para el 2028 será el PRM, al margen del candidato presidencial que los represente. Claro, que será determinante el papel que juegue el presidente, que de seguro llegará al final de la contienda con altos niveles de valoración, lo cual podría alimentar la idea, de que sólo se gana con Abinader.
Desde ahora podemos intuir que la FP con el ex presidente Fernández como candidato, será un contendiente a considerar, en las elecciones del 2028. Eso si partimos que inició la contienda del 2024, con un partido de recién formación, terminando con un rebase que sorprendió a todos y que lo llevó a terminar con casi un millón 200 mil votos.
La situación del PLD por el momento luce indefinida, con un mar de contradicciones en su seno, que no vislumbran cuál será el camino definitivo que tomará. Si las fuerzas que inciden en esa organización, no son capaces de ponerse de acuerdo, podrían provocar una corrida de una parte importante de su militancia hacia la FP. La incertidumbre que se vive en el partido morado, es un factor a favor de Fernández, que podría ayudar a fortalecer su candidatura para el 2028.
Por esos factores entiendo que para las elecciones del 2028, se producirá un bipartidismo muy fuerte, entre el PRM y la FP. Y aunque es muy temprano para hacer vaticinios, ya que múltiples circunstancias podrían darse para variar en una u otra dirección las simpatías del electorado, por el momento eso es lo que apuntala la situación.
Por lo difuso del panorama y lo lejano del proceso electoral, no es posible hacer una apreciación objetiva, aunque por el momento lo que indica el espectro político nacional, es que para el 2028 se dará un bipartidismo, que provocará una fuerte polarización entre el PRM y la FP.