No sé si cuando, según unos, Dios castigó a Adán y Eva poniéndolos a trabajar, les concedió el derecho a vacaciones.
Tampoco sé si cuando, según otros, algún mono ventajista decidió andar en dos patas para empezar a buscársela, consideró necesario descansar cada año. No sé si en la larga historia laboral humana alguien ha dicho “¡estoy jarto de tanto joder con este país y me voy de vacaciones!”, como lo digo hoy. Y, para que no digan, durante 10 días dejo este pequeño espacio de sueños, iracundia y locuras a otros que ya veremos. (Ahí se los encargo…)