La situación que se presentó en Estados Unidos, con el asalto al capitolio e intento de golpe de estado, de parte de Donald Trump y lo presentado ahora en Brasil, promovida por Jair Bolsonaro, es un fiel testimonio de hasta donde es capaz de llegar el ultraderechismo populista.
Lo presentado en Estados Unidos y Brasil nos indica que el mundo está teniendo una regresión como resultado de un vacío no sólo político sino de valores, que hacen llevar a los pueblos a refugiarse en este tipo de personajes trogloditas y con mentalidad de monarcas.
Trump y Bolsonaro son dos fascistas producidos por la extrema derecha, representando una visión anclada en el pasado. Son dos exponentes de lo más atrasado y excluyente de la sociedad, dos xenófobos, racistas, homófobos, promotores del morbo y el odio.
En nuestro país tenemos sus representantes, que cada día nos brindan un manjar "delicioso" de esa medicina.
Lo que está pasando en el mundo, a mí de manera particular me llena de nostalgia, ya que llegué a pensar que esos tiempos estaban superados. Cuando reflexiono sobre eso me viene a la mente la frase del mártir, Martin Luter King, cuando dijo, si no puedes volar corre, si no puedas correr camina, cuando no puedas caminar arrástrate, pero sigue hacia delante, jamás te detengas.
La lucha por la libertad y la democracia debe acompañaros hasta el último aliento de vida, debemos seguir hacia adelante para no permitir que estos nuevos monarcas disfrazados de populistas quieran que volvamos a la era de las monarquías y dictaduras. La libertad jamás debe ser negociada.
Debo reconocer que la situación creada en nuestro país en los últimos años perfila una tendencia a poner el morbo y el odio por encima de un Estado social, democrático y de derecho, como define nuestra constitución. Eso es algo que todos estamos viviendo y que para lograr objetivos meramente electorales se están usando como instrumentos de promoción.
Nuestra sociedad luce dividida, así como pasó en Estados Unidos y Brasil, en base al odio, lo cual podría en un futuro depararnos situaciones, si no iguales, por lo menos muy parecidas. En verdad nuestro país está dividido, con mucho morbo de por medio. Oojalá el espíritu democrático de Duarte, Enrique Jiménez Moya y Manolo Tavares Justo nos alumbren por el camino de la esperanza y la libertad.
Vivimos en la era de la posverdad, donde cada quien fabrica su historia falsa en base a mitos y construcciones mentales, imponiéndola como una verdad, con el uso de los mecanismos modernos que le ofrece la sociedad. Estamos viviendo un mundo donde ya no sabemos cuándo algo es verdad o es una historia creada, para que sea aceptada por todos, como si fuera un relato que responde a la realidad.
En nuestro país hay tanto odio y morbo esparcido que hasta en los grupos familiares, de trabajo, amigos, de estudios y de proyectos de viviendas, salen constantemente opiniones promotoras de odio hacia las minorías. Ya no hay manera de compartir sanamente ni siquiera en lo que entendemos parte de la intimidad.
El mundo ha cambiado, la posverdad está marcando el destino, las nuevas generaciones se burlan de los análogos, los valores ya no tienen importancia. Todo eso lo entiendo y acepto, pero lo que nunca permitiré es coincidir con quien quiera promover el odio para dividir la sociedad y conspirar en contra de lo más preciso: LA LIBERTAD.