He referido varias veces en esta misma columna la expresión propia del profesor Lipe Collado de que “el dominicano tiene una cultura portátil”, la que carga a cuesta por doquier que se mueve e instala. De ahí, que en la diáspora criolla en diferentes puntos del globo haya frituras, merengue, bachata, partidas de dominó en las calles, galleras clandestinas, bancas de loterías igualmente ocultas, rifas, salones de belleza como en nuestros barrios y un largo rosario de etcéteras, en las que no falta el chisme y la intriga política.
Esto último está tomando altura por los nuevayores por la inminente elección del congresista que representará en el Capitolio de Washington, D.C., al distrito 13 que comprende varios sectores de la urbe, posta en la que compiten Charles Rangel y Adriano Espaillat, el primero un viejo dinosaurio de la política neoyorquina con más de cuatro décadas en la posición, y el segundo, senador estatal de origen dominicano que ya compitió por el puesto en la más reciente elección y fue derrotado por Rangel, pero a quien se le atribuyen posibilidades de éxito esta vez.
Ambos han viajado en semanas recientes a Santo Domingo procurando respaldo de líderes políticos dominicanos y en un debate televisado de hace pocos días Rangel parece haberse salido de casillas y con palabras medio descompuestas emitió comentarios que se consideraron racistas contra Espaillat, resaltando su condición de dominicano. Sin embargo, Rangel hizo una celebración de cumpleaños, obviamente con propósitos electorales, a la que asistieron invitados desde aquí a quienes el otro equipo trata de desacreditar mediáticamente con señalamientos e insinuaciones propias de una campaña en Dominicana, intrigando para motivar el morbo. Todo una dominicanada…
QEPD
Paz a los restos de Napoleón Rojas, Rubén Peña Pichardo y Antonio Ocaña, tres buenos amigos fallecidos en los últimos días. QEPD…