Ya sus grandes portaviones no cruzan por los mares. Ya no se entromete en las cosas
europeas. Ya no se mete con China, mas allá de los discutibles aranceles. Ya no le teme a
Rusia, que sigue siendo una super potencia. Ya América Latina es un subcontinente
demasiado lejano, incluyendo a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Ya no se mete con sus grandes vecinos, México y Canadá, que no le hacen ni el mínimo caso. Ya no tiene dominio político nacional desde la Casa Blanca. Ya ser Presidente de los Estados Unidos es un cargo más en su extensa burocracia…(Definitivamente, con Donald Trump el viejo imperialismo es un rotundo fracaso, casi una potencita).
