“El Monje que vendió su Ferrari”, es un Best Seller escrito por Robert Sharman, donde éste nos ofrece de manera magistral un relato sobre la vida de Julián, un abogado millonario, que llevaba una vida muy acelerada, estresada, teniendo como objetivo central, por encima de todo, el ganar dinero, poder y placer.
Julian era un excelente jurista que contaba con una gran cartera de clientes, lo cual lo mantenía sumergido en continuas audiencias,sin pausas ni descanso. Por las noches y fines de semana, el jurista millonario, se entregaba a una vida desordenada, caracterizada por el alcohol, el sexo y las fiestas.
Tenía una mansión enclavada en una montaña, donde recibía sus invitados para festejar cada día, donde se consumían grandes cantidades de bebidas alcoholicas, se fumaba y comía como si cada día fuera el último. En ese ambiente festivo y las audiencias pasaba Julián todo su tiempo.
En medio de una audiencia Julian sufrió un infarto sorpresivo, fue trasladado de urgencia a una Clínica y de manera milagrosa salvó su vida. A partir de ahí, comenzó a ver las cosas de manera diferente, reflexionó, tocó fondo y decidió cambiar de manera radical la visión que tenía de la vida.
Julián donó todo, incluyendo su mansión y su FERRARI ROJO y se fue a la India, al Himalaya. Permaneció unos años por allá y regresó a su lugar de origen siendo un monje budista, donde se dedicó a través de sus enseñanzas a que otros transitaran por el camino de la libertad mental y la espiritualidad.
Todo el que lo veía quedada muy impresionado, ya que parecía otra persona, rejuvenecida, alegre, con excelente humor, transpirando una intensa paz y tranquilidad. Julián no se parecía en nada a el abogado millonario que se trasladaba en su Ferrari, con un permanente estrés , ego inflado, ansiedad y vanalidad.
Contrario a la actitud asumida por Julián en el relato de Sharman, otros en condiciones parecidas, se aferran a su Ferrari, sólo por la ostentación de poder, aunque sea un subalterno que maneje y disfrute de su Ferrari, porque para ellos lo importante es mantener su condición de propietarios.
Estos seres humanos que por circunstancias muy coyunturales de la existencia, llegan a asumir determinada función de poder, lo hacen contrario al desapego que nos narra Sharman en el relato sobre Julián. Es lo que se les conoce como líderes con pies de barro, ya que no tienen la más mínima empatía para comunicarse con sus tropas, a menos que no sea la intimidación y la fuerza.
Confucio considerado el padre del liderazgo de toda la humanidad, nos decía que para ser un líder es fundamental ponerse al frente de las personas a las que diriges, sin intentar enseñar a otros a menos que usted mismo esté dispuesto a recorrerlo. “Un líder dice Confucio: Vamos, jamás dice: Avanzad. Porque si no se da el ejemplo, el liderazgo carece de autoridad moral”.
Francis Bacon estableció. “El que da buenos consejos edifica con una sola mano. El que da buen consejo y buen ejemplo construye con las dos. Pero el que da buenos consejos y mal ejemplo construye con una mano y destruye con la otra”.
Finalmente quiero referirme a HUAINANZI, quien al referirse a los líderes decía: “En la antigüedad, los buenos generales siempre luchaban en la vanguardia. No levantaban doseles para combatir el calor, ni se vestían de cuero en invierno; por lo tanto, experimentan el mismo calor y el mismo frío que sus soldados”.
Con la opinión de estos sabios, Confucio, Bacon y Huainanzi, queda perfectamente evidenciado, cual es la esencia, contrario a Julián, del “monje” que no quizo vender su Ferrari.