Cuando hablamos de la palabra costumbre, hacemos mención a rutinas o conductas repetidas que conforman elementos que nos caracterizan. En algunos casos, éstos pueden referirse a aspectos positivos o negativos, los cuales influyen de manera decisiva respecto a nuestra interacción con el medio que nos rodea.
Respetar a los demás es considerado uno de los valores más importantes para el ser humano, puesto que está asociado con el reconocimiento del otro como ser valioso y digno. Algunos autores, como Honneth, lo describen como una virtud de carácter moral, por su parte, Fichte lo sostiene como una premisa de vida “el hombre solamente es hombre entre los hombres“. Sin embargo, no siempre tomamos el respeto como un hábito dentro de nuestro comportamiento en la sociedad, en algunos casos solemos atacar de manera despectiva al otro sin importar el daño que pudiésemos generar en él.
En consonancia con lo antes mencionado, los seres humanos ponemos en práctica un aspecto referido a la crítica negativa llamado “punto ciego”. Este es, sin duda, una forma de no querer ver y, hasta en algunos casos, hacerse de la vista gorda a sabiendas de que con nuestras actitudes y comentarios vejamos e irrespetamos de manera categórica al otro. Otras veces, aplicamos la técnica del espejo: vemos en el otro todo aquello que nos incomoda y molesta, sin tener en cuenta que esos mismos elementos, de alguna forma, son parte de nosotros. Puesto que inconscientemente rechazamos lo que nos caracteriza o lo que se parece y forma parte de nuestra personalidad.
La idea es que logremos ponernos en los zapatos de los demás, evitar caer en este tipo de comportamientos que no nos conducen a ningún lado, que nos llevan por el camino de la oscuridad, de la intolerancia y del egoísmo. Dicho esto y traducido de otra forma, la idea es estar en constante autocrítica y reflexión de nuestras actitudes y malos hábitos de irrespetar a nuestros pares. Hacer énfasis en aquellas conductas que sabemos irrumpen la armonía de nuestra definición de seres pensantes del planeta. Considerar y hacer parte de nuestra vida, de nuestro día a día, la bella costumbre de respetar a los demás.
Sin duda alguna, el mundo sería otro si cada uno de los que en él habitamos empezáramos a tomar en cuenta la relevancia social y el impacto positivo que el respeto generaría en todas las sociedades que nos rodean, sin distinción de raza, ni sexo, ni estatus económico. Sólo con el simple hecho de tolerar al de al lado, de derribar todos esos obstáculos que nos separan de aquello que simboliza al hombre en su más elevado concepto de humildad, considerando que el respeto nace en nosotros mismos, de tal manera que este no puede ser desarrollado o puesto en práctica hacia otro sujeto, si nosotros mismos no nos respetamos ni valoramos. Esto seguramente nos dará una sensación de paz y bienestar con nosotros mismos y con los demás.
En este sentido, el llamado es a poner en práctica este buen hábito, apropiarnos de las bondades que éste nos otorga, que sea parte de la cotidianidad de nuestra vida. El ser reconocido como personas respetuosas, es el gran salto que nos ubicaría en la cúspide de la verdadera nobleza humana. Nunca es tarde para comenzar, haz el intento y da tu primer paso hacia el respeto.