Las cualidades y virtudes que han expresado algunas personalidades de Río San Juan sobre el fallecido doctor René Reyes son más que verdaderas.
Su partida marca un acontecimiento histórico en este pueblo. Definitivamente hemos perdido a un gran erudito.
Los riosanjuaneros agradecidos reconocemos sus aportes, su generosidad y su enorme arraigo con Río San Juan.
Fue un investigador insaciable. Sumergido en las entrañas de las páginas olvidaba las horas, el tiempo le era ajeno.
Incansable escudriñador de “Las cartas de las Indias”, hasta lograr su fin, el emocionante grito del explorador “lo tengo”. Logró identificar el origen del nombre indígena del río San Juan, y el por qué lo bautizaron con ese nombre.
El Dr. Reyes hizo un aporte inmenso a la investigación de la fauna y flora nativa de Río San Juan y a la historia indígena de nuestra zona.
Será recordado como un hombre bueno y solidario, humilde y callado.
En la parte social fue profesor honorífico del hoy Liceo Antorcha del Futuro cuando se daban clases nocturnas, antes de ser oficializado.
Su ciudadanía responsable le hizo estar presente en cada iniciativa cultural que fuera impulsada en el pueblo, como fue el Club Amante del Progreso. Miembro fundador y colaborador de “Mangle”, uno de los primeros periódicos impresos de este pueblo. También fue colaborador de la Asociación de Estudiantes Universitarios en los años 80’.
Y en su labor profesional desde su farmacia, siempre estuvo presto a auxiliar a aquellos que necesitaban de su colaboración en medicamentos que ofrecía sin preguntar si se le pagaría o no.
Pero lo más memorable del doctor Reyes era su vocación social y solidaridad cristiana. Cada domingo después de misa salía a llevar consuelos a los enfermos, y a cada quien, según su necesidad, les dejaba un donativo para aliviar sus precariedades. Lo hacía sin publicidad. Nos enterábamos cuando el niño de barrio correteando a su encomienda daba la nueva en el colmado.
Esto es muy propio solo de las almas grandes, aquellos que dan desde el corazón, sin procurar reconocimiento o gratitud.
Se ha perdido un hombre noble con el que siempre estaremos en deuda.
Reconocemos que tu partida deja sin duda un vacío en la intelectualidad de este municipio.
Nosotros, los riosanjaneros agradecidos, tenemos la responsabilidad de tomar tu antorcha y pasarla a las futuras generaciones. Tu legado intelectual estará grabado en la historia de este pueblo.
Descansa en Paz.