Por José Vantroy Reyes
Mientras buscaba información sobre el estado del tiempo para orientarme sobre el peligroso huracán Beryl que se aproximaba a principios de semana a la República Dominicana y saber si afectaría mi regreso a Nueva York, recibí una llamada que me sugería ver el enlace del video en diferido del programa de Nuria Piera. ¡Vaya sorpresa ver a Nuria en un papel inusual,usando sus garras y sapiencia para defender!
Confieso no ser fan de la prestigiosa entrevistadora, pero quedé sorprendido al verla defendiendo honras y no en su habitual carnicería mediática donde ha incinerado a muchas personalidades del servicio público. Parece que ya se aburrió de esa práctica y ahora se deleita con figuras de poco relevancia y charlatanes de poca monta de los barrios para crear el contenido de sus programas.
Nuria en su rol de defensa… no podíamos esperar un cambio radical. Es una jugadora que le gusta la NBA de los 80, disfruta del juego fuerte y agresivo, y le ha dado una falta personal a otro jugador de un equipo rival que también tiene fama de gustarle el juego físico de los 80: Julio Martínez Pozo, un aguerrido jugador que se desempeña en un rol casi idéntico al de Nuria, pero para el equipo contrario.
El enfrentamiento entre las dos figuras de la cuadra ruda se origina cuando el periodista Martínez Pozo hace una denuncia sobre presuntas irregularidades en los acuerdos arribados por el Ministerio Público con una parte de los implicados en varios de los casos de corrupción, lo que por razones que desconozco molestó a la afamada entrevistadora de televisión.
De la controversia me llama la atención la repentina preocupación por la lectura de Nuria. Tendré que ver sus trabajos más recientes, pues nunca la he visto citar un libro o algún autor dentro de sus trabajos. Al contrario de Martínez Pozo, que muy rara vez deja fuera de sus comentarios la cita de libros, autores o algún personaje de alguna obra literaria, como “echando una vaina” a los profesionales del país que no leen en absoluto o se limitan a leer fragmentos de Paulo Coelho.
Luego del "hit by pitch" (popularmente conocido como "deadball") a la cabeza frente un estadio lleno, se generaron expectativas sobre la respuesta que daría el aguerrido jugador Martínez Pozo cuando le tocara lanzar en la próxima entrada luego del "deadball".
Se logró la atención de toda la fanaticada, esperando la próxima entrada como si fuera el juego decisiva (o noveno partido) de una gran final entre Águilas y Licey. Pero en la política como en los deportes, los finales son inciertos. El aguerrido jugador optó por ignorar la falta flagrante, alegando que no iban a distraerlo del juego.
Esperemos que la sangre no llegue al río en este enfrentamiento entre compañeros de oficio. Ya que los dos han sabido navegar aguas turbulentas en sus carreras, logrando ganancia de causa en una profesión poco remunerada para la gran mayoría de profesionales de la comunicación. Lo importante es que la situación sea esclarecida y la verdad salga a la luz.