CUANDO UNA MADRE MUERE.
Cuando una madre muere,
nada vuelve a ser igual.
Ya no somos ni volveremos
a ser los mismos de antes,
porque también muere una parte de nosotros y es cuando cambiamos sin darnos cuenta.
Ya no nos sentiremos
arropados por los abrazos de mamá, nos hará mucha falta su cariño, sus besos,
sus palabras de aliento, sobre todo sus consejos.
Sus frases favoritas son las que llevaremos presentes.
Hoy es cuando añoramos tenerla en nuestro regazo, porque cuando ya no la tenemos a nuestro lado… es cuando la vida se nos vuelve más dura.
Cuando la madre ya no está con nosotros, somos huérfanos y sin importar la edad que tengamos es muy doloroso, aunque tengamos una familia creada.
La figura materna siempre estará al lado de sus hijos, creando un vínculo tan intenso y un apego que sólo se desarrolla entre un hijo y una madre.
De ella… nuestra primera caricia, nuestro primer amor y sobre todo nuestro primer ejemplo a seguir,
es por eso y muchas cosas más que siempre la llevamos presente.
Todas las personas, aunque seamos adultos,
tenemos vivos en nuestro interior a ese niño que quiere estar protegido todo el tiempo por su madre.
Porque ese amor, siempre nos será necesario y siempre nos hará mucha falta, ya que a su lado nos sentimos amados, protegidos y seguros.