Santo Domingo.- “Soy una madre bendecida”. Es la oración que utiliza doña Inés Mejía, madre de Anderson Hernández y abuela de Sergio Alcántara, intermedista y torpedero de los Tigres de Licey, al expresar lo que siente al ver a sus muchachos ser parte fundamental en la novena que disputa contra las Águilas Cibaeñas la serie final del actual torneo de béisbol otoño-invernal.
“Me siento muy orgullosa y privilegiada”, dice doña Inés, quien resalta que Sergio (el nieto) vivía en Los Mina con sus padres y que siempre estaba tirando pelotas, lo que atribuye a asuntos genéticos.
El torpedero de los azules es hijo de Isabel, la primera de los seis hijos de la señora Mejía. Los otros son Anderson, Carlos Andrés, quien es entrenador de béisbol, Yinett, Yeraini y Yehaini, todos procreados con el fallecido Andrés Hernández.
Junior, así le llaman los cercanos a Sergio porque tiene el nombre de su padre Sergio, desde pequeño se trasladó a Pantoja, la residencia materna de la familia y desde allí su madre lo llevaba al estadio y entrenaba con su tío, el pastor evangélico Carlos Andrés.
Nacido el 10 de julio de 1996, Alcántara fue firmado por Junior Noboa para los Diamonbacks de Arizona en el 2013. El propio Noboa, hoy principal ejecutivo de operaciones de béisbol de los Tigres de Licey, lo escogió como la segunda selección de los Tigres y undécimo pick del draft de septiembre de 2016.
“No pensamos que jugaría en esta temporada y le decíamos cuando te llegue la oportunidad tiene que fajarte, pues tienes por delante a (Willy) Adames y (Adalberto) Mondesí”, afirma la abuela refiriéndose a los dos torpederos criollos que están más ranqueados que el joven portento que ha abierto los ojos de quienes asisten a los estadios.
El chance de Alcántara llegó a la salida de los dos jugadores del roster azul y el joven de 20 años respondió al promediar .250 en 33 partidos y 96 turnos oficiales durante la serie regular. Las 16 transferencias que recibió le permitieron elevar su OBP a un respetable .357.
Como si eso fuera poco, en la semifinal bateó .365 (52-19) con robusto OBP de .404, uno de los mejores del circuito en esa instancia.
Su buen desempeño con el bate lo unió a una magistral defensa que ha obtenido los más encendidos elogios de técnicos de la liga, escuchas y comentaristas.
“Tiene mucha madurez para su edad”, dijo un ejecutivo de un conjunto rival.
Alcántara es bateador ambidextro que posee manos de seda, buen alcance, brazo poderoso y certero.
Su tío Anderson fue firmado por Ramón Peña para los Tigres de Detroit en el 2001 y debutó en las Grandes Ligas el 18/9/2005 con los Mets de Nueva York.
En la Liga Dominicana formó con Erick Aybar el dúo de los “menores”, ancla en los campeonatos conseguidos por los Tigres en el 2006, 2009 y 2014. Con Emilio Bonifacio fue parte del trío conocido como los “tres temores”.
Inés señala que el inicio de Anderson fue duro, pues a los seis años jugaba con un guante de cartón y asistía a mirar los juegos al club los Jardines y que un señor (no dijo el nombre) le preguntó si quería jugar y el niño le respondió con una encogida de hombros. Cuando lo colocaron no sabía que posición desempeñar, pero se colocó en el campocorto.
Doña Inés, liceísta de toda una vida, asiste con frecuencia a los partidos del equipo en el Estadio Quisqueya Juan Marichal, y en la actual campaña ha disfrutado la excelencia de su nieto y el juego de su hijo.
“Gustarme tanto la pelota y que esos muchachos salieran peloteros ha sido una bendición”, señala.
Y lo cierto es que esas son razones poderosas para sentirse una madre y abuela orgullosa, pero sobre todo bendecida por Dios.
UN APUNTE
Anderson Hernández
Antes de ser firmado sufrió vicisitudes que en un momento le afectaron tanto que intentó no seguir practicando, pero su madre lo motivó y posteriormente recibió los frutos.
EL DATO
Doña Inés
Es una ferviente
seguidora del béisbol, se identifica con los Medias Rojas de Boston en las Grandes Ligas y dice que su mejor época es cuando comienza la pelota local y está terminando las Mayores con su equipo en los playoffs. (El Nacional)