Los resultados de las elecciones en la ADP, desde mi punto de vista tienen varias lecturas, sobre todo es un punto que se anota el PLD en cuanto a la creación de una percepción favorable y de provocar un entusiasmo en su militancia, que hasta ese acontecimiento reflejaba cierta incertidumbre e inseguridad.
Lo que he estado observando y entiendo podría ser arriesgado , es cierto aire de triunfalismo, lo cual podría implicar la creación de construcción mental subjetiva que luego choque con la realidad. Es indiscutible que la de la ADP fue un triunfo del PLD, pero ese hecho no se puede magnificar, ya que responde a una acción particular de un gremio, donde el candidato Eduardo Hidalgo, era un súper candidato.
Hace un tiempo escribí un artículo donde decía que para expulsar del poder al PRM, era imprescindible la unidad de la oposición, principalmente del PLD-FP. Lo cual no implicaba el abandono de su independencia partidaria, sino un acercamiento, que fuera produciendo alianzas coyunturales en gremios, asociaciones, sindicatos etc.
En esa ocasión establecía que para lograr eso había que poner por delante los intereses del País y la militancia de ambas organizaciones, nacidas de un mismo vientre y con una visión que implicó 20 años de gobierno que llevaron al Pais, a convertirse en el de mayor crecimiento económico por varios años en la Región.
Siempre he sido de opinión que los procesos hay que cerrarlos, el pasado sólo sirve para tomarlo de experiencia, no para convertirlo en un fantasma, porque los acontecimientos jamás se repiten de igual manera. Recordemos la gran rivalidad de Peña Gómez y Majluta y al final de sus días reconocieron que ese
enemistad personal los llevó a impedir que el PRD saliera del poder en 1986.
Reconozco que en el PLD ocurrieron muchas situaciones que indujeron a crear una confrontación que terminó con la fatídica división del Partido y posterior derrota electoral por ese acontecimiento. Con mi respeto a dos grandes líderes, entiendo que el manejo de la situación debió tener una perspectiva y visión diferente, que permitiera que el PLD fuera unificado a la contienda electoral.
Pero como he repetido eso ya es pasado y como tal hay que tratarlo, ambos líderes deben de una forma u otra producir algún tipo de acercamiento, que permita comenzar a cicatrizar las heridas. El tiempo lo puede todo, es la mejor medicina, por lo que estoy muy optimista en que en algún momento esas mentes brillantes serán iluminadas por la luz refulgente de la sabiduría, para producir el anhelo y esperanza que late en el corazón de las grandes mayorías que ellos representan.