Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay diagnosticados alrededor de 350 millones de personas de depresión, estableciendo que entre el 35 y el 50% nunca son diagnosticados, informando la OMS que ésta enfermedad constituye la principal causa de discapacidad mundial, provocando la muerte de las dos terceras partes de todos los suicidios, los cuales andan por los mil millones de muertes anuales.
La OMS al mismo tiempo en su último informe dice que 20 millones de personas intentan suicidarse todos los años, los cuales quedan con lesiones e incapacidades, ocurriendo la mayor cantidad en los países industrializados, especialmente en Europa Oriental, donde el promedio es de mas de 30 por cada 100 mil habitantes, siendo la República Dominicana uno de los país con más bajo nivel con 3 por cada 100 mil habitantes.
Cada 40 segundos ocurre un suicidio en el mundo, esperándose que en el 2020 ocurran cada 20 segundos, siendo la depresión la causa principal de estas muertes, por lo que ya se le ha llamado la enfermedad del siglo XX1. Vamos a tomar la definición que sobre la depresión nos da la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por considerarla una de las más completas.
" La depresión es un estado mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, perdida de interés o placer, así como por sentimientos de culpa, falta de apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Desapego a la vida, perdida de ilusión y por un desinterés total por el resto del mundo".
Existen varias categorías de depresión, pero vamos a resumirlas en dos grandes grupos, las depresiones exógenas o externas y las endógenas o internas.
Las depresiones exógenas son producidas por acontecimientos específicos que ocurren en la vida de una persona, como la muerte de un familiar cercano, un amigo muy querido, por un divorcio o separación sentimental, por problemas laborales, económicos, enfermedad, dependencia por incapacidad física, por homicidios, depresión pos-parto, etc. Lo más efectivo para este tipo de depresión son las terapias, hasta lograr que la persona logre sacar todo sus traumas, dolor y resentimientos.
La depresión endógena es más complicada y difícil de diagnosticar, pues nace del interior, sin causas aparentes, sin una justificación comprensible, estableciéndose que su origen es biológico, por desequilibrios químicos y genético. A diferencia de la exógena que es por una causa notable, que baja los niveles de serotonina en el cerebro, la endógena surge por los niveles reducidos de serotonina, la cual es la hormona que controla el estado de ánimo, el sueño, impulso sexual, el apetito y el dolor.
Entiendo que muchos de los que lean este articulo se preguntarán la razón de por qué se produce una baja del nivel de serotonina en el cerebro que provoca una depresión sin causas aparentes, que pueden llevar a una persona a tener graves sufrimientos, los cuales pueden conducirlo hasta el suicidio.
El manejo inadecuado del estrés es la principal causa de producir deficiencia de serotonina, lo cual además puede afectar el sistema cardiovascular, los músculos y el sistema endocrino.
El estrés en estado normal es beneficioso, pues las células utilizan el 90 % de su energía para reparar, renovar y formar nuevos tejidos, pero cuando el estrés se dispara, el cerebro envía señales a las glándulas adrenales para que liberen cortisol, lo cual hace que el organismo libere glucosa en la sangre para enviar energía a los músculos. Pero si el estrés es muy prolongado, se dispararán niveles de cortisol, que al ser el único proveedor de glucosa del cerebro, la buscará donde sea, aunque tenga que destruir tejidos, proteínas, músculos, ácidos grasos.
Indiscutiblemente que la depresión y el estrés están íntimamente vinculados, la acumulación de estrés es como una bomba de tiempo, que puede estallar en cualquier momento, provocando ansiedad, depresión, angustia, crisis de pánico y enfermedades psico-somáticas. La mejor medicina para enfrentar está enfermedad del siglo XX1 es llevando un estilo de vida lo más sano posible, desprendiéndonos de pensamientos y sentimientos negativos, viendo el mundo desde una óptica positiva, no juzgando al prójimo y actuando con amor y solidaridad hacia los demás.