
Luis Estrella
Las personas que creen que son perfectas y que entienden que todo lo que hacen debe ser inmaculado, sencillamente padecen de un grave problema de la personalidad, por lo que se desenvuelven en medio de una permanente presión social, de una constante insatisfacción y un profundo sufrimiento, que les impide ser felices y disfrutar de esta vida imperfecta.
La perfección simplemente no existe, todos estamos salpicados por defectos, todos cometemos errores, por lo que quien se considera especial y por encima de los demás, está observando la vida de manera equivocada. Por eso es fundamental la paciencia, la tolerancia y el amor, para poder convivir con otros seres humanos, que al igual que nosotros viven en la imperfección.
En una ocasión leí una historia de un hombre que permaneció soltero toda la vida, y cuando estaba moribundo, con casi 100 años, un amigo le preguntó: "Has estado soltero toda la vida, pero nunca has explicado por qué. Ahora que vas a morir, por lo menos satisface nuestra curiosidad. Si guardas algún secreto ahora puedes contarlo, porque te estás muriendo".
El moribundo respondió: "Sí hay un secreto. No es que esté en contra del matrimonio, sino que buscaba la mujer perfecta. Busqué por todas partes y así se me pasó la vida".
El amigo insistió: "Pero en ésta tierra tan grande, con tantos millones de habitantes, la mitad son mujeres. ¿No encontráis ni una sola mujer perfecta?". El moribundo con lagrimas en los ojos contestó. Sí encontré a una. El amigo se quedó pensativo y le dice: "Entonces ¿qué pasó? ¿ Por qué no te casaste?.
El anciano muy triste respondió: "porque aquella mujer estaba buscando al marido perfecto".
Este relato encierra una gran sabiduría, pero sobre todo nos enseña una gran verdad, que podríamos resumirlo en la siguiente frase: " LA VIDA ES PERFECTAMENTE IMPERFECTA".