Los resultados de las últimas encuestas, realizadas por firmas de reconocido prestigio internacional, han traído consigo una serie de análisis sobre los mismos, en la que los favorecidos dan validez y los menos favorecidos ponen hasta en duda su capacidad profesional y acusaciones de conspiración, salpicando incluso a empresarios aliados.
Pero fuera de esa postura superficial y momentánea dejan entrever una realidad que ambos partidos, tanto el PLD como el PRM, han querido ocultar por un revanchismo político que si bien es valedero, también echa a un lado las necesidades de solución de los problemas del país.
Mientras ambas parcelas se auto vaticinan ganadoras “en primera vuelta”, a pesar de que la mayoría de las encuestas solo proyectan ganador al PRM, con ello advierten a los ciudadanos sobre “un desconocimiento de la voluntad popular” o “un intento avieso por cambiar el curso de la historia”.
Lo hacen, como si dichos números fueran el resultado de las urnas y no el reflejo de tendencias de opinión, en el que la realidad solo se sabe ya transcurrido el día del proceso. Ellos están conscientes de lo último, pero lo hacen para luego justificar la derrota ante sus adeptos y regatear el triunfo del contrario.
No obstante, esa actitud también refleja la realidad oculta de que esos números salidos a la luz pública no son los que en sí poseen y que solo el fuerte empujón de un aliado externo podría darle esa esperanza de triunfo.
Esto ha provocado que ahora, tanto el PRM como el PLD, traten desesperadamente de conquistar como codiciada quinceañera al “rebelde” candidato de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, a quien tanto han regateado su liderazgo y capacidad de estadista, al punto de haberlo humillado en algún momento y las encuestas solo le dan un máximo de 11%.
Ahora, igual que aquellas quinceañeras que todos los muchachos del barrio llenan de piropos y ofrecen villas y castillos tratando de deslumbrar, ambos partidos, conscientes de que el exlíder peledeísta tiene la llave y real liderazgo para llevar el barco a puerto seguro, lo están llenando de halagos y resaltando virtudes que en el pasado reciente no tomaron en cuenta al momento de querer enanizarlo políticamente e incluso hicieron saltar de la entidad de la que fue uno de sus forjadores.
Que no se olviden que Leonel es un zorro político que no pasará la antorcha así por así, y que tratará de usar esas pretensiones para “colarse” en una segunda vuelta, a la que apuesta llegar mientras los otros sueñan con la primera, y entonces, cual codiciada quinceañera, sacar a flote todas sus virtudes, entiéndase sabiduría, para imponer su capacidad y liderazgo ante el nuevo escenario electoral que surja, en el que podría hasta ser el principal protagonista.
