La inevitable confrontación que se avecina entre Estados Unidos, Rusia y China pondrá a nuestro país en una posición difícil en sus relaciones bilaterales con estas potencias. Y habrá que decidir en el algún momento dónde romper y dónde amarrar y en las circunstancias actuales será una tarea muy difícil para el gobierno.
El problema de Haití va de mala en peor y tarde o temprano va a estallar una revuelta interna que tendrá repercusiones en todo el ámbito nacional. La verja se convierte en una cuestión de seguridad nacional de primer orden, aunque eso sea insuficiente ya que el impacto de esa revuelta incidirá negativamente en la economía dominicana y en la entrada masiva de miles de refugiados haitianos.
Con elección del candidato izquierdistas Pedro Castillo, conducirá a otro éxodo masivo de ciudadanos peruanos hacia países vecinos y más lejanos, donde Republica Dominicana será uno de los destinos preferidos. Eso incluye la fuga de capitales. Pero ojalá se produzca un milagro.
La inflación de Estados Unidos que roza el 5% afectará las remesas de los dominicanos ya que nuestros compatriotas tendrán que usar mas dinero para comprar los bienes y servicios que necesitan quedando menos para ayudar a sus familiares en el país.
La debilidad del dólar seguirá repercutiendo negativamente en los precios internacionales siendo el petróleo el mejor ejemplo, lo que afecta seriamente la economía dominicana.
En Nicaragua, pasará algo peor que en Venezuela ya que Daniel Ortega es el típico político y ex revolucionario que asesinaría a cualquier para mantenerse en el poder. Encarceló a media oposición y junto a su esposa forman un dúo sanguinario que obligará a cientos de miles de nicaragüense a emigrar a países vecinos para no ser víctima de la persecución. ¿Cuántos podrían llegar hasta aquí? Es difícil saberlo porque Estados Unidos está sellando sus fronteras con ayuda de México.
Es posible que las relaciones diplomáticas con Nicaragua terminen en rompimiento.
Pero el mayor peligro convive con nosotros. Tienen recursos, poder y miedo a perderlo todo. El caso de la Lotería Nacional, evidencia que no se trata de perseguir corruptos de gobiernos pasados sino de este mismo gobierno y eso está causando pánico entre los que esperan su turno para ser sometido a la justicia. Y la clave es no perder tiempo porque esa gente está conspirando a diestra y siniestra para crearle problemas al gobierno y sembrar en el país la incertidumbre y desconcierto.