El hecho de que la primera ministra de Finlandia esté bajo investigación acusada de haber gastado treinta dólares diarios en desayunos para su familia con dinero del estado ha causado un escándalo en la administración pública de ese país que ha llevado a la policía de esa nación a investigar las cuentas de la funcionaria.
En un país como el nuestro, los políticos dominicanos acusarían de novata a la primera ministra de Finlandia, porque aquí, a diferencia de otras naciones, sustraer fondos del estado para beneficio personal no es ya un secreto, sino un hecho que muchos de nuestros funcionarios públicos exhiben como una insignia de honor a su paso por la administración pública. La prueba irrefutable de esto es la confesión pública de soborno que hizo recientemente el regidor por la provincia de Higuey quien, sin afeites y sin el menor rubor, afirmó en una entrevista que se le hizo en un canal de televisión que ´´todo el mundo sabe que el político cuando llega a una posición si puede buscarse un par de pesos con esa posición se lo va a buscar´´. Y más adelante, sin ningún indicio de tapujo, le pregunta a su entrevistador: ´´¿Y cuál es el problema?
En Finlandia es un escándalo que un funcionario público se gaste treinta dólares en comida para su familia durante un mes.
Aquí un funcionario público pone a cobrar, descaradamente, a toda su familia y se acepta como un hecho normal.
Comparada a la manera indolente e insensible en la que muchos funcionarios del estado gastan el dinero de los contribuyentes, la cifra supuestamente gastada por la primera ministra de Finlandia sería considerada aquí por cualquier político como algo insignificante, hasta risible, una nimiedad invisible para los radares de las agencias gubernamentales cuya tarea es detectar la más mínima irregularidad en el gasto de los fondos públicos.
Pero aquí más de un funcionarios público gasta el dinero del pueblo de manera olímpica sin dar muestras de sufrir la más mínima vergüenza.
Para muestra un par de botones:
José Tomás Pérez Gautreau, hijo de José Tomás Pérez, cobra la jugosa suma de 13, 900 dólares como embajador alterno en el Reino Unido, sin desempeñar ninguna función diplomática. En su tiempo libre, el señor Pérez Gautreau se dedica a la música, y una foto en su página web lo muestra, con lentes de sol, pantalones tubitos y un suéter de primavera saltando alegremente en una calle, suponemos, de Inglaterra, viviendo la dolce vita a costa de los miles de dominicanos que con su sudor mantienen su vida de parásito nombrado por el gobierno.
Una hija de Gonzalo Castillo devenga, nada más y nada menos, 5,000 dólares mensuales como vicecónsul en Chicago. Nos gustaría que ´´La Penquita´´, como ya empiezan a llamar a la hija de Gonzalo Castillo, nos diga cuáles han sido sus logros en beneficio de la comunidad dominicana en la ciudad donde vive.
Margarita Feliciano, esposa de Fredy Pérez, exministro de Obras Públicas de Leonel Fernández, se despacha la friolera de 437,000 pesos mensuales como empleada de la embajada dominicana mientras, sin que le importe al gobierno, vive tranquilamente aquí en República Dominicana.
Los tres casos mencionados hasta aquí, más otros que pudieran incluirse, revelan una evidente contradicción del presente gobierno: por un lado ha nombrado un Ministerio Público independiente que persigue la corrupción y por otro, en una muestra de clara duplicidad, nombra y mantiene enquistados como parásitos en el tejido gubernamental a familiares de miembros del gobierno anterior cuyos salarios están causando una hemorragia de dineros del estado que pudieran destinarse a mejores usos y no al mantenimiento de la vida regalada con la que los ha privilegiado el actual gobierno.
El pueblo dominicano, a quien se le prometió una eliminación de las garrapatas que se chupan sus dineros, tiene todo el derecho de hacerle al presidente Abinader un par de preguntas: ¿Por qué ha nombrado usted a estos individuos que resultan totalmente prescindibles y que no hacen sino causar un despilfarro del dinero que con tanto sudor produce este pueblo tan sufrido? ¿Cómo justificar la existencia en la administración pública de estos funcionarios parasitarios que no hacen sino continuar el nepotismo y el botellerío de la pasada administración? El cambio que usted prometió, palabra vaga e imprecisa, ¿se refiere simplemente a nombramientos de nuevas de botellas de su partido? ¿Por qué no le ahorra usted a este pueblo millones de pesos que se pueden usar de una manera más productiva eliminando de un plumazo a estas sanguijuelas de su gobierno que cobran sin rendir ningún servicio? ¿Qué favores le debe usted a funcionarios del anterior gobierno para nombrar a algunos de sus familiares con estos sueldos tan astronómicos que, en naciones donde prevalece la pulcritud administrativa, serían un escándalo?
Estamos casi seguros que las anteriores preguntas se la estarán haciendo miles de dominicanos. Y hay preguntas cuya formulación es tan importante, o más importante aún, que sus posibles respuestas.