Ninguna época, hasta ahora, supera aquellos fatídicos 12 años de gobierno del doctor Joaquín Balaguer en cuanto a coartar a la prensa se trata.
Eran tiempos difíciles para los periodistas. Las amenazas hacia aquellos que osaban disentir del gobierno y sus funcionarios era una constante. Algunas veces llegaban de manera directa y en otras a través de mensajeros de baja calaña.
Regularmente eran los militares (guardias) con ínfulas de caciques los encargados de amedentrar. Acusaban a sus objetivos de comunistas o agitadores, recordárdoles en ocasiones la ubicación de sus familiares. Para ello utilizaban soldados subalternos o peligrosos presos comprometidos para llevar el mensaje.
Fueron muchos los periodistas que debieron decidir entre “bajar la guardia” o preferir la muerte de ellos o uno de sus familiares. Muestras hay por montones.
Gracias que aquella otrora incipiente democracia ha seguido avanzando y hoy la tolerancia gubernamental ha ganado espacio, reconociendo el papel de la prensa, permitiendo que haga su trabajo sin muchos temores.
Esa odiosa etapa está superada, aunque quedan algunos vertigios. Son aquellos militares viejos producto de esa doctrina dictatorial de la guardia trujillista, que se erigían como tal por el rango que obstentaban, pero que hoy olvidan que ya en retiro no lo tienen aunque se encuentren al frente de alguna entidad pública.
Conscientes de que ya no pueden utilizar subalternos, solo a lisonjeros, hoy se confabulan con narcos y delincuentes comunes para intentar coaccionar como en el pasado. Y craso error, pues con ello evidencian su ineptitud y se delatan sus asociados, autodescartándose para encabezar una dirección seria y eficiente en beneficio de su pueblo.
Están desfasados, aunque su ego y pobreza mental no les permita digerir esa realidad. Asociarse con el bajo mundo para su intento fallido de amedentrar a la prensa solo le conduce a su propio desprestigio y fracaso, pues los verdaderos periodistas seguirán haciendo su trabajo: informar sin ocultar la verdad.
Gracias a Dios que los casos son minimos y que los tiempos de “gran jefe indio” son cosas del pasado.
Zafa!