Los conflictos armados que consumen Ucrania, Gaza, y el Congo buscan controlar sus vastas riquezas estratégicas y energéticas. Pronto tendremos conflictos en el Esequibo, disputada por Venezuela y Guyana, donde el presidente Luis Abinader pretende arrastrarnos.
Son trifulcas de saqueadores comunes y corrientes, vulgares y silvestres.
Los ucranianos viven sobre unos $14.0 trillones de riquezas energéticas y estratégicas. Los palestinos mueren sobre más de un trillón de pies cúbicos de gas natural. El Congo tiene el 50% del cobalto y el 80% del Coltán, utilizados en baterías de teléfonos inteligentes, autos eléctricos.
Abinader quiere arrastrarnos a la disputa territorial del Esequibo, donde no somos cata ni garrapata. Nada tocaremos del Coltán, el millón de barriles de petróleo diarios, gas natural, oro, diamantes, esmeraldas, agua, y otras riquezas.
Abinader, cual ambicioso Sancho Panza del Quijote, sabe que todo es falso, pero mantiene una secreta esperanza, como nuestro “líder falso”, reina en su palacio de cortinajes. Tomamos dinero prestado para cubrir gastos corrientes, no tenemos para “cuantiosas inversiones petroleras”, y Abinader no dice de dónde saldrá la plata, quizá vendrá de sus cuentas off-shore. Cuando niegan información oficial, obligan a especular.
El conflicto armado entre Venezuela y Guyana ya empezó.
Abinader quiere, literalmente, “comprarnos ese problema”.
Recientemente hubo intercambio de disparos entre ellos, Guyana denunció “agresiones” a sus soldados provenientes de “bandas” que operan desde Venezuela. Pronto, soldados dominicanos tendrán que morir defendiendo las inversiones Abinader, Exxon/Mobile, y Chevron, ellos pondrán las armas, nuestros soldados su sangre. Como el esquema haitiano, Washington pone armas, Kenya pone sangre.
Abinader mandará tropas a morir defendiendo intereses ajenos, el expresidente Hipólito Mejía envió tropas a Irak, en la invasión de George W. Bush.
Abinader y Mejía fundaron el Partido Revolucionario Moderno (PRM) tras la tragi-cómica “Guerra de las sillas plásticas” del 2014.
Mejía mandó, le toca a Abinader, mandar tropas ahora. Los descendientes de estos acaudalados “líderes” no le prestan servicios militares a la patria, para eso están los hambrientos hijos de “machepa”, le pagan para que mueran.
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