La tragedia ocurrida el pasado domingo en Río San Juan, en la que un niño de apenas seis años perdió la vida al ser arrollado junto a su padre por unos motoristas desaprensivos que iban calibrando sus máquinas por la carretera que une a Río San Juan con el municipio de Cabrera, debe llamarnos a reflexionar a todos; pues el hecho ocurre justo un día después de que nos hayamos reunido en el ayuntamiento para buscarle solución a esos mismos problemas.
Por mi parte, como ciudadano, considero que ya no hace falta más reuniones, solo hacer que se aplique la ley, que cada institución cumpla su rol.
A los negocios y los vehículos, que no obstaculicen al peatón; que no se les sirva más bebidas alcohólicas a menores, que se respete el horario de expendido de bebidas alcohólicas, sin favoritismo. Que el volumen de la música y de las guaguas anunciadoras se mantenga bajo un control extremo. La Policía, Politur, Amet, la Fiscalía, la Marina de Guerra y hasta el Ejército, que ejecuten para que se respete la ley.
El Ayuntamiento, que se decida a crear la Policía Municipal, como manda la ley, pero que ellos mismos no pasen por la ridiculez de aprobar resoluciones y que nadie les haga caso.
Que los sectores vivos de Río San Juan y los creadores de opinión pública se involucren para que esto se lleve a la práctica, con el lema de que “esto es un problema de todos y por tanto todos somos parte de la solución”.
De mi parte estaré siempre al lado de los mejores intereses y haré lo que las circunstancias me permitan para apoyar esta cruzada, por el rescate de los valores perdidos de Río San Juan.
Quiero hacer un llamado a cada ciudadano para que se convierta en un guardián en esta jornada cívico-moral, y que defiendan con uñas y dientes lo que un grupo de desaprensivos nos quieren arrebatar: la paz, tranquilidad, confianza y seguridad para nosotros y nuestros hijos.