Río San Juan.- Lo que parecía un hecho se ha complicado. La salida inmediata de los botes de la Laguna Gri-Grí que tan fielmente se acordó en una reunión el día anterior entre pescadores, propietarios de embarcaciones y representantes de Turismo, encontró el viernes una reculada de parte de los boteros, quienes ahora ponen condiciones para cumplir la orden.
La primera partida estaba pactada para la tarde del viernes, para ello asistió Adrian Jiménez, Director nacional de control y cumplimiento del Ministerio de Turismo, junto a Iván Somavilla, director de Proyectos y Planificación Turística para la zona norte, y el director regional Persio Checo, y autoridades de Politur.
Posicionados todos alrededor de la Laguna, todo parecía ya “planchado”, pero los pescadores, quizás azuzados por la almohada la noche anterior, protestaron, calificando la medida de “arbitraria” y “represiva”.
Aclararon que ven bien la medida de embellecer la Laguna, pero que disponer “si o si” sacar los botes de pesca sin garantizarles seguridad a sus embarcaciones era una “represalia”.
Pusieron como condición para su salida, que se le ayude a construir un moro de contención para proteger sus embarcaciones y que le colaboren para hacer una pequeña bahía para llevarse sus embarcaciones, pues la pesca es el sector más productivo del municipio y toda la provincia.
Tras la plantada, algunos, incluidos funcionarios, se marcharon e incluso dijeron que decidieron no ser parte de la medida. A otros los acusaron de "lavarse las manos como Pilatos".






