Han sido ocho años de trabajo tesonero y agotador, pero con la satisfacción de haber cumplido el cometido de nuestra existencia.
Ocho años que han transcurrido entre la alegría de servirle con la verdad a una comunidad que ávida de voz encontró en nosotros ese artoparlante que ha sabido gritar por el mundo sus alegrías, pena y necesidades.
Decir la cifra quizás resulte más fácil que hacer el recuento de estos ocho años en los que un equipo laborioso y ético ha tenido que enfrentar grandes retos y poderes que en ocasiones han querido dañar a un pueblo que, aunque con sus defectos, ha demostrado ser un pueblo laborioso que ama su tierra y su nación y siempre ha estado dispuesto a defenderla.
Asumir este último reto no nos ha resultado difícil, quizás incómodo sí, pero no difícil, pues nuestra vocación de servir a nuestro pueblo nos ha revertido de la fuerte y necesaria coraza para poder enfrentarlo con resultados satisfactorios.
Gracias a esta convicción también podemos decir que hemos tenido la satisfacción de haber logrado el apoyo de la mayoría, de esa mayoría que cree en la justicia social, que cree en la verdad y que cada día lucha porque seamos mejores seres humanos.
Hoy, al hacer un recuento de nuestro octavo aniversario, solo nos queda disfrutar del dulce sabor de la satisfacción del deber cumplido, prometer seguir nuestra labor de servicio periodístico a nuestra gente, y mejor aún, darle las gracias a todos nuestros lectores por su apoyo.