Dedicado a la memoria del Dr. Pedro Jorge Blanco, noble servidor del pueblo de Río San Juan.
Eran los primeros días del año 1952, cuando llegó a Río San Juan una alerta sanitaria para determinar cuál era el parasito más común en la población.
El proyecto consistía en entregarle a cada estudiante de la escuela Gregorio Luperón una pequeña latita con el nombre del estudiante para traer al día siguiente una muestra de materia fecal, para ser enviada a Ciudad Trujillo, al Laboratorio Nacional de Salud Pública, para un examen coprológico. Dicha latita era en tamaño parecida a la que contenía los desodorantes de esa época.
Cada estudiante recibió su envase y al otro día casi todos llegamos con las muestras pedidas, excepto aquella ya adolescente que se resistían, alegando que no habían podido conseguir muestra.
El profesor Mendoza, en ese entonces director de la escuela envió a cada casa un mensajero, con el encargo de no regresar sin dicha muestra.
Quien esto escribe fue el mensajero enviado a la casa de Aquiles Ramírez y Venecia Adames, y esperar hasta que su hija Asia me entregara la muestra.
En ese tiempo de espera llegó Minito Alonzo, padre de los Alonzo-Méndez, y me preguntó: ¿Cotín qué tu hace un día de clase y con el uniforme, fuera de la escuela? Le respondí que estaba esperando la latica de Asia para llevarla a la escuela.
A partir de ese momento me puso el apodo con el que siempre me saludó hasta que estaba un hombrecito “Busca sica”.
Se enviaron las muestras a la Capital y el resultado llegó un mes después con el resultado de que el parasito que más atacaba era la Uncinaria.
La uncimariasis es gran productora de anemia, porque el parasito se alimenta de la sangre del afectado.
Los dos parásitos son el Necator americano y Ancylostoma duodenal, y ambos penetran por la piel en forma de larva para luego vivir en el intestino.
Sabida la causa, se inició la campaña, que consistía en prohibir a la población que anduviera descalza, y administrar tratamiento antiparasitario a toda la población.
Como no toda la población tenía zapato, se inició la venta de unos calzado de lona, con suela de goma de carro, que el pueblo bautizó como “Calza pollo” o Guaymama, que vendían en la tienda de Ángel Guzmán a 1 peso el par.
Los militares esperaban los campesinos y si entraban al pueblo descalzo eran detenidos en el cuartel, hasta que un familiar le trajera los zapatos. Muchas veces vi campesinos lavarse los pies en la “pluma pública”, ponerse los zapatos para entrar al pueblo, y quitárselo cuando iban de salida.
La parte médica de la campaña fue dirigida por el Dr. Perucho Jorge Blanco, y consistía en dar a todos los miembros de la familia, tres dosis de Tetracloroetileno en intervalo de 14 días entre una y otra.
El Tetracloroetileno es una molécula muy parecida al Tricloroetileno (Trilene), que es un anestésico que se usaba en el parto, que quitaba el dolor sin alterar las contracciones uterinas.
Por este parentesco químico, el Tetracloroetileno que se usaba como antiparasitario producía un gran letargo y somnolencia en los que lo tomaban, debiendo permanecer acostado gran parte del día. La gente decía: “Borracho sin haber bebido”.
Como se administraba en tres dosis, la gente lo bautizó “Los tres Golpes”.
Al paso de los años, ya estando en Santiago como ginecólogo, puse el tema al Dr. Jorge, y me dijo: “ Los guardias lo calzaban y yo los mareaba, pero acabamos la uncinaria”.