Frente a un peledeismo salido de madre, como nunca imaginó Juan Bosch, por una carrera electoralista que evoca el triste anecdotario perredeísta, con el pleno abandono de todo compromiso por parte de Leonel, Reinaldo, Temístocles, Francisco Javier y Radhamés, precandidatos a la Presidencia desatados como perros hambrientos hace más de un año, rumbo a 2016, muchos esperan que un día de estos Danilo Medina, primero que nada jefe del estado, diga: “¿Por qué no se callan y trabajan conmigo por su propio gobierno?” o “¿Por qué no me dejan gobernar tranquilo?” (Pero tengo la impresión de que no puede, aunque quisiera).
