Salvo algunas excepciones de aquellos que han creído en la modernidad, en la ciencia y la educación como forma de sacar al país de la pobreza extrema en la que el clientelismo nos ha metido por décadas, muy pocos políticos han sabido enfrentar nuestros grandes retos como nación.
Y cuando hablo de clientelismo me refiero a la forma desbordada de los candidatos seguir abusando del hambre de un país donde lo extremos es comparado con lo absurdo pues hay muchos ricos y demasiados pobres.
El tiempo han demostrado que dar pan, gas y plátanos, y usarlos con fines de atraer el voto, también atrae miseria, y para muestra un botón. Y es que aquellos presidentes que han apostado a la educación superior y al modernismo de nuestra sociedad son y serán los que sin lugar a dudas dejarán un legado positivo a nuestro país.
Obras como el metro, los elevados, y el Instituto de Educación Superior son los que están cambiando y han cambiado la vida de los dominicanos, impactando de una manera positiva en sus vidas.
Y con esta visión y liderazgo es que el pueblo dominicano tendrá que buscar sus líderes políticos, pues si seguimos apostando al pan, gas y salami solo nos crecerá más la barriga y se nos achicará el cerebro.
Las verdaderas transformaciones económicas solo las aporta una buena educación y un liderazgo político que ofrezca oportunidades de cara al futuro para que los jóvenes tengan espacio donde desarrollar sus ideas, que son las que definitivamente harán el cambio que esta sociedad requiere para una transformación y un salto a lo positivo.