En su libro “Los carpinteros”, el presidente Joaquín Balaguer esbozó gráfica y claramente el cambio de comportamiento del ser humano cuando obtiene algo de poder en ejercicio de cualquier cargo público. “Si quieres saber quién es Mundito dale un carguito” escribió Balaguer sabiamente, haciendo diana en el dibujo del cambio que suele experimentar la mayoría de los que, de un momento a otro, ascienden a un cargo público y comienzan a mirar a los demás por encima del hombro, como con cierto desprecio. Se olvidan ellos que esas posiciones no son para siempre, que a veces son muy pero muy efímeras, tras ocupar las cuales vuelven ellos como mansos corderitos a exhibir humildad y hasta a buscar compasión de los demás. Eso no dura para siempre…
Muy buen guión
La versión lanzada por Felucho Jiménez sobre el barco cargado de petróleo iraní y algunos productos refinados que alegadamente habría sido fondeado en enero último en el mar Caribe, frente a las costas dominicanas, a la espera de que la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa) autenticara que fue refinado aquí y se le facilitara su entrada al mercado norteamericano, está siendo considerada, a lo interno de organismos de inteligencia del patio y de más allá, como un muy buen guión sobre el que podría basarse una producción cinematográfica en capacidad de competir con posibilidades de éxito, hasta por uno de los premios Oscar en su próxima versión. Pregunté sobre el tema hace unos días a una de mis más confiables, creíbles y sostenidas fuente de inteligencia y después de una inusual carcajada, al parecer incontenible, fue preciso y lacónico diciéndome: “Esa novelita sería buena, muy buena, para inspirar a cualquiera de los genios de Hollywood”, y apuró la ingesta de varias aceitunas moradas grandes para cambiarme el tema y dar por cerrado el asunto del barco, que habría que ver si llegó al Caribe cruzando el Atlántico o a través del canal de Panamá. ¡Qué Felucho más ameno. ¿Eeeh…?!