NUEVA YORK.-La “renuncia” del primer ministro británico Boris Johnson, del liderazgo de su partido, no del gobierno, abre un nuevo capítulo en la historia política inglesa y mundial. Justamente, durante la guerra de Occidente contra Rusia en Ucrania, estadounidenses y británicos llevan la voz cantante.
A Johnson terminarán echándolo del puesto cualquier día.
Eso pasa en Inglaterra, cruzando el Atlántico, el presidente Joe Biden la tiene muy difícil, su partido no quiere reelegirlo. Con una humillante derrota demócrata en las elecciones de noviembre, podríamos iniciar el 2023 pidiendo la renuncia de Biden.
Quienes lideran la respuesta occidental contra el presidente ruso Vladimir Putin, enfrentan serios problemas políticos internos. Si fallan internamente, no pueden acertar internacionalmente, una inferencia natural.
La gran apuesta de occidente fue que una crisis política interna termine con Putin, su gobierno y la guerra. Entonces la OTAN y la Unión Europea tomarían a Rusia como una “colonia o protectorado”, fue idea de “final feliz”.
Ocurre, sin embargo, exactamente lo contrario, hay crisis política en Londres y Washington, no hay reportes de crisis similares contra Putin.
Aún falta lo peor.
Los banqueros pronosticaron crisis financiera, Jerome Powell, jefe de la Junta de la Reserva Federal, ahora dice que la recesión es una “posibilidad”. Escasean los alimentos, enfrentamos una crisis energética, esos problemas no han hecho crisis.
Según analistas de JP Morgan Chase, el intento occidental de limitar las ganancias rusas con sus exportaciones petroleras, puede hacer que Putin responda reduciendo sus exportaciones. Eso podría disparar los precios del barril de petróleo de $104 hoy, a entre $190 y $380.
Estos desenlaces serán simultáneos o sucesivos, durante esta temporada ciclónica.
La “renuncia” de Johnson, a quien quizá despidan pronto, constituye la primera gran catástrofe política de la crisis que todavía no empieza.
La crisis se llevará otros gobernantes, el sustituto de Johnson iniciará nuevas tendencias políticas mundiales.
Entre los muchos candidatos conservadores, especialmente dos llaman la atención, Ben Wallace es un ex soldado, actual ministro de defensa, y Rishi Sunak, un ex banquero.
Un banquero, o un guardia, como dirigentes políticos mundiales, muestra un panorama tan sombrío como quizá ineludible.
Entre banqueros y guardias se decidirá el futuro mundial.