El incidente de Harlem, donde un bodeguero dominicano mató a un afroamericano discutiendo por una bolsa de papitas, puso en evidencia las tensiones politico-raciales entre ambos grupos.
También demostró la ausencia total de representación política efectiva que padecemos los dominicanos que residimos en Nueva York.
Ni el bodeguero José Alba, de 51 años, ni la víctima Austin Simon, de 34 actuaron con tacto. Una niña de 10 años, hija de la acompañante de Simon, tomó una bolsa de papitas, cuando su madre intentó pagar, no tenía fondos en su tarjeta. Alba le arrebató la bolsa a la niña, iniciando el altercado donde Simon murió de varias cuchilladas.
Ciertamente, Alba no tenía que regalarle la bolsa de papitas a la niña, pero una bolsa de papitas, no vale una vida humana. El fiscal Alvin Bragg, afromericano, pidió $250 mil como fianza para Alba, la fijaron en $5,000 y lo dejaron libre.
El incidente acentúa las crecientes tensiones politico-raciales entre dominicanos y afroamericanos. Empezaron cuando el dominicano Adriano Espaillat le arrebató la representación congresual a los afroamericanos de Harlem hace cinco años.
Ahora Espaillat apoya un candidato dominicano contra Robert Jackson, un senador estatal afroamericano, surgen campañas de odio entre ambos grupos.
Muchos dominicanos proyectan su anti-haitianismo, contra los afroamericanos, los últimos piden justicia, los primeros demandan absolución. En Santo Domingo el anti-haitianismo se disfraza de patriotismo, aquí es racism puro y simple.
Muchos dominicanos rechazan un representante político afroamericano en Washington Heights, como muchos afroamericanos rechazan un representante político dominicano en Harlem.
Espaillat ayudó a elegir a muchos politicos dominicanos, ninguno defiende a Alba, evitando enfrentamientos con los afroamericanos.
Bodegueros dominicanos, politicos demócratas y republicanos, defendieron a Alba durante una manifestación en las escalinatas de alcaldía. Tenemos varios concejales dominicanos y el comisionado de Transportación Ydanis Rodríguez, pero ninguno salió en defensa de Alba.
El alcalde Eric Adam, afroamericano, defendió a Alba; Lee Zeldin, el congresista republicano de Long Island y candidato a la gobernación neoyorquina, salió en defensa de Alba.
Este caso específico demuestra que los representantes políticos dominicanos solo se representan a ellos mismos, a sus familiares y, más que nada, a quienes financian sus campañas.
Debemos entender que, aunque los afroamericanos parezcan a los haitianos, aquí los inmigrantes somos nosotros, ellos son de aquí.