En los antiguos “cuartos oscuros”, donde “revelaban negativos” fotográficos, la oscuridad eliminaba las distracciones, nos enfocábamos en cómo emergía la imagen del papel sumergido en el reactivo.
Si nos guiamos de esa experiencia, desconectamos el ruido, el histrionismo del presidente Donald Trump, no escuchando sus palabras, concentrados en sus acciones, emergerá su coherencia rigurosa.
Todo lo que él dice es ruido, distracción, pongamos el volumen en cero, que sería como apagar las luces del “cuarto oscuro”, concentremosnos en lo que hace. Sólo así podremos entender que en realidad el presidente, de manera rigurosamente disciplinada, sigue el guión, el libreto.
Trump lleva nueve meses gobernando, cualquier mujer embarazada el 20 de enero de este año, cuando él se juramentó, estaría pariendo en estos días, o ya parió. Trump, sin embargo, no ha cumplido sus promesas básicas de terminar las guerras, al contrario, profundiza el armamentismo.
Expande las políticas que le criticó a Joe Biden.
La guerra de Ucrania se detiene el día que la Casa Blanca suspenda la expansión de la OTAN, también el envío de armas y dinero a Ucrania. Trump habla, habla, pero financia la guerra y quiere profundizar las sanciones contra Rusia, sigue el mismo guión.
Biden inició el cerco contra Nicolás Maduro en Venezuela, ahí surgieron las “multinacionales petroleras dominicanas” invirtiendo dinero en la region Esequiba de Guyana, en disputa con Caracas. Cuando dije que eso podría llevar a un enfrentamiento militar entre dominicanos y venezolanos, dijeron que estaba “loco”.
Siguiendo el mismo guión, siendo más directo para lograr el mismo viejo objetivo, Trump militariza las costas venezolanas. Quizá arme una “coalición de voluntarios” para invadir, donde “posiblemente” participen tropas dominicanas, para “defender nuestras inversiones petroleras”.
Discutimos ¿cuál es mejor, Trump o Biden? Tienen diferencias.
Biden le pone salsa de BBQ, con el sabor dulzón del jugo de naranjas, Trump le pone muchos jalapeños, es picantísimo, pero es el mismo hamburger chatarra.
Desconectando el volumen, llegamos al cine mudo de Charlie Chaplin; siguiendo el guión disciplinadamente, Trump es rigurosamente coherente.