Los Estados Unidos tenían dos políticas simultáneas: una era externa, guerras, invasiones, etc., y otra, doméstica, que era muy diferente. Ahora, el presidente Donald Trump tiene una sola.
Ordenó a los militares combatir la delincuencia dentro y fuera del país, militarizó la capital, Washington D.C., y planea hacerlo en 19 de los 50 estados. También envió tropas hacia el Caribe para “combatir el narcotráfico”.
Después de empujar la paz en Ucrania y otras partes del mundo, Trump se torna a pacificar el “frente interno”, recuperar las calles estadounidenses, controladas por la delincuencia.
Es una regla fundamental: debes poner tu casa en orden antes de querer ordenar otras. No puedes ser “policía del mundo” mientras los delincuentes controlan tus ciudades.
Recordemos que Trump elogió la forma como el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, combate la delincuencia. Parecería que Trump luce total y absolutamente “bukelizado”.
Las aventuras imperiales del pasado reciente gastaron muchísimos recursos que se necesitan internamente, si Trump re-enfoca el gasto público a lo interno, aumentará grandemente su capital politico.
Terminar las guerras externas y combatir la inseguridad pública interna tiene mas sentido que ninguna otra política pública.
Si Trump logra devolver la seguridad interna a las calles estadounidenses, sin duda ese será un gran logro. Y sus oponentes poco podrán decir que tenga sentido, porque fue en manos suyas que se deterioró la seguridad pública.
Nadie medianamente racional puede oponerse a que el gobierno se enfoque en recupear la seguridad pública. Los ciudadanos valorarán esa política aunque tenga escollos y dificultades, los grandes logros nunca vienen sin grandes inconvenientes, la valoración a esa iniciativa, vendrá en las urnas.
Nuestros gobernantes tendrán que alinearse, esto se discutirá en la Cumbre de las Américas, aquellos comprometidos con narcos quedarán al desnudo, ante sus pueblos y el mundo.