Como forma de apartarnos un poco de apagones, drogas, gas propano, síndico y demás temas que llevan aunque no queramos ciertas perturbaciones, en éste momento trataremos una de las características jocosas de nuestro querido Río San Juan.
Quiero señalar que de forma alguna puedo ni quiero quitarle a Lucho y a Pancho esas dotes costumbristas que ellos poseen.
De lo que voy a escribir, si mal no recuerdo, fue tratado en el desaparecido periódico Gri-Grí de la Hermandad Riosanjuanense Internacional, NY. Es sabido que el dominicano es el ser sobre la tierra que más le gusta animalizar a los seres humanos.
Es común en nuestro país escuchar expresiones que para destacar alguna habilidad o destreza se hace la comparación con un animal, así escuchamos decir, fulano es un caballo, ese es una guinea (esto si es buen corredor), pero si es comparado con una guinea tuerta, es el típico Espantao.
Me la estoy buscando como un toro, ese tipo es un lince. Pero ésta frase es la máxima, ese tigre es un caballo, pero mucho cuidado, que es como un gato. En un solo individuo tenemos tres animales, tigre, caballo y gato. Ah! las cosas de nuestro país.
Pero en Río San Juan hay algo que siempre me ha llamado la atención y es que la mayoría de los apodos puestos a hombres, son de animales femeninos o de cosas femeninas, a lo que deseo le busquemos una valedera explicación.
Aquí algunos ejemplos:
José La Chiva
Fabio La Perra
Rubí La Cotorra
Chichí La Bosúa
Pedro La Gangorra
Juancito La Pelúa
Papi La Sicri
Máximo Bembela
Ramoncito Pata De Kuka
Emilianito La Tibora
Luis La Pájara
Chago Saquimba
Manuel Caco de Gata
Carlito La Vaca
Bilo La Picúa
Dejo como tarea que busquen los tantos apodos que me restan por mencionar y que en éste momento no recuerdo, pero además tratemos de buscarle una explicación a éste fenómeno.