Las fábulas, cuentos y relatos nos llevan a comprender que la vida está hecha de sentimientos e instintos, más que de normas y doctrinas. Decía Mahabharta, "Si escuchas con atención un relato, nunca volverás a ser el mismo, porque se introducirá en tu corazón, y como si fuera un gusano, acabará royendo todos los obstáculos que se oponen a lo divino".
Soy un apasionado de las fábulas, relatos y cuentos orientales, porque me han enseñado, que es preferible comerse un pastel, que formular teorías acerca de él. Me voy a permitir referirme a una fábula, que considero tiene un gran mensaje, para todos aquellos que se pasan la vida comentando a cerca de algo, sin atreverse a tomar ninguna decisión.
Todo se desarrolló en una casa que albergaba a decenas de personas de clase alta, donde existía una gran cocina para poder satisfacer las necesidades, tanto de sus dueños, como de sus invitados.
Como es natural donde hay mucha comida, también hay muchos ratones, los cuales habían pernotado sin ninguna dificultad a través de los años y de generación en generación. Hasta que a los propietarios se les antojó llevar un gran gato a vivir en la mansión.
Desde ese momento comenzó el martirio para los ratones, quienes eran asediados, perseguidos y eliminados por el gato. Ante ese ambiente de temor e incertidumbre, los ratones deciden realizar una asamblea para buscarle una solución al problema que estaban viviendo.
En la reunión todos comenzaron a opinar sobre las posibles alternativas que podrían adoptar, muchas propuestas que no encontraban consenso, hasta que uno de los ratones propuso ponerle un cascabel al gato. La gran mayoría se manifestaba a favor de la propuesta, ya que el sonido del cascabel al moverse el felino, les permitiría ponerse en aviso y escapar a tiempo de ser devorados.
En ese instante el ratón más viejo de la congregación levanta la mano y pide la palabra, la cual le es concedida de inmediato, por la autoridad y la sabiduría que representaba. El ratón de más edad, se limita en su intervención a realizar una simple pregunta: "Y quien le pondrá el cascabel al gato".
Ante esta interrogante pronunciada con gran sabiduría por el ratón de más edad, todos quedaron pensativos, un gran silencio inundó el lugar, nadie optó por hacer de mártir y ofrecerse de voluntario. Entonces se levanta la asamblea hasta nuevo aviso, con el compromiso de que se convocaría próximamente para dar oportunidad de que alguien se decidiese a ponerle el cascabel al gato.
Esta fábula nos enseña, que el ser humano tiende a convertirse en un asiduo seguidor de los comentarios, de emitir opiniones sobre diversos hechos, sin tener la valentía de dar el primer paso para poner en evidencia lo que considera va por mal camino.
Ante ese mar de ideas cruzadas, que van de un lugar a otro de manera incesante, dejando sólo el silbido fugaz en los oídos, siempre aparecerá alguien con la sabiduría como lo del viejo ratón que dirá: "! Un valiente que le ponga el cascabel al gato"!.
Que se atreva un valiente a expresar de frente sus opiniones a sabiendas que u a larte denla sociedad estará a favor y la mayoría en contra, llenerse de coraje y ponerle el punto a la i es de valientes.