Hacer la tan cacareada Reforma Fiscal es fácil, si se hace paso por paso. Antes que nada,
debemos abaratar el costo del Estado (que tiene más dependencias y empleados que una
superpotencia); segundo: mejorar sustancialmente todos los servicios (escuelas que enseñen
bien, hospitales que atiendan con calidad, luz sin apagones, agua en todas las casas y un
largo etcétera de cosas que inexplicablemente nos faltan); tercero: controlar, siempre hacia
abajo, los precios de los alimentos, y cuarto: ahora sí, que todo el mundo pague sus
impuestos (y castigar al que no pague y a todo funcionario que intente robarse ese dinero).
Una Reforma fácil
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