Río San Juan.- Jorge Luis Borges ha escrito, “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombros es el libro; todo lo demás son extensiones de su cuerpo… Solo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. En este siglo XXI, con los avances de la era tecnológica, la mayoría de los seres humanos de la era moderna han optado por el modo más simple y fácil para obtener información inmediata, dejando de un lado la lectura física, y solo una pequeña parte de la sociedad aún conserva su manera tradicional de lectura, cada quien atendiendo a sus posibilidades y necesidad.
Pero no todas las sociedades tienen el privilegio de la información. Así mismo, no todo el mundo goza de un buen hábito o amor a la lectura; también las hay que sí optan por encarrilarse en el tren de la imaginación, la que muestran los libros de texto, en todo su esplendor (obras literarias, poesías, cuento, prosa, literatura universal, entre otros).
Para países en vías de desarrollo como la República Dominicana, quizás se pensará que somos de los que poco lee a nivel mundial, pero si hurgamos en los municipios y en el quehacer de sus habitantes, nos encontraremos con historias como la del joven Osvaldo de Jesús Corniel, quien por más de 8 años conserva en su casa una gran biblioteca.
Corniel es oriundo del municipio Río San Juan, provincia María Trinidad Sánchez, botero de profesión en la Laguna del Gri Grí. Narra que era un asiduo visitante de la clausurada biblioteca municipal, la que frecuentaba para leer obras de literatura, pero que cuando llegaba la hora de su turno para partir en bote a bridar el servicio a los turistas, se veía obligado a detener la lectura. Muchas veces las retomaba al día siguiente, otras veces no podía, ni tampoco había la posibilidad de llevarse consigo el libro, porque no era permitido.
A raíz de la imposibilidad de disfrutar al máximo de su pasión, y tras una conversación que tuvo con su cuñada de origen español y amante de la lectura, surgió la idea de un gran proyecto cultural-literario en su municipio, que lleva por nombre ‘Se prestan obras literarias’. En aquel entonces iniciaron con veintiocho libros, cantidad que aumentaría considerablemente; hoy en día Osvaldo de Jesús tiene en la sala de su casa una biblioteca con mil y tantos libros.
“Con el proyecto ‘Se prestan obras literarias’, tengo ya ocho años brindando gratuitamente este servicio. Los libros que tengo en mi casa son de lectura abierta, no tengo un género en sí, sino que hay para todo tipo de búsqueda o necesidad del lector. Hay quienes buscan novelas, cuentos, incluso, a mi casa se presentan extranjeros a buscar libros en idiomas como el inglés y francés. Tampoco hay un público en específico, llegan estudiantes, jóvenes y adultos”, dijo Corniel.
Un escritor anónimo ha escrito la siguiente frase, “El regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio”, es por ello que Osvaldo ha tomado la iniciativa de no quedarse con todo el conocimiento que encierran los libros que tiene en su casa, y los ha puesto a disposición de todo un municipio y zonas aledañas, como un regalo para aquellos que conocen el valor de la lectura y lo importante que es tener el don del conocimiento, como bien dijo Ralph Waldo Emerson, “En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida”.
“Mi próximo proyecto es visitar las escuelas y presentarles a los directores un listado de todos los libros que están disponibles en el librero, para que así ellos tenga la opción de enviar los estudiantes a buscarlos a mi casa, porque como dije antes, tengo una variedad muy amplia y quiero que los demás saquen todo el mayor beneficio posible de los libros”, afirmó.
La interesante iniciativa de Osvaldo ha tenido una gran acogida por parte de muchos amigos. “Las ayudas me llegan desde Francia, Estados Unidos, España, hasta equipos del deporte dominicano, como lo es El Licey, me han donado libros. Del país, también he tenido mucho apoyo. Ciudades como Santiago, La Vega, y lo más curioso es que hasta los visitantes, turistas que vienen a nuestro municipio se interesan al ver el letrero y también se han hecho parte de este proyecto, donando un libro”, agregó.
A través del proyecto, la Fundación HHS, que preside el activista neoyorquino Héctor Algarroba; Lleva un libro en la Maleta, Fundación Alegría Gri Grí, en febrero del 2014 decidieron organizar una tarde de lectura con los niños de todos los sectores de Río San Juan. Este encuentro fue posible gracias al destacado arquitecto Persio Checo, quien estando en la ciudad de Santo Domingo, escuchó hablar de Osvaldo y aseguró conocerle, siendo este el mediador para que esa actividad infantil-literaria se llevara a cabo, reuniendo casi ciento treinta niños de todo el lugar.
Osvaldo hizo un llamado a las escuelas para que instruyan a los estudiantes a recurrir más a los libros y menos al internet. “Hoy en día los estudiantes van a los centros de internet y lo que antes debían leer, lo encuentran resumido allí y no se nutren en verdad del real conocimiento”.
A razón de la gran cantidad de libros que este joven emprendedor tiene en su casa, está solicitando a quienes puedan, la colaboración para hacer dos tramos que necesita para así poder darle ubicación o los mil y tantos libros que tiene en caja porque ya no caben en los libreros que tiene.
Es de muy grato saber que existen personas desinteresadas y que dan tanto a su municipio, sin ninguna retribución. Río San Juan debe apreciar valores como estos y sacar todo el provecho posible a tanto conocimiento que puede adquirir en los libros.
No hay excusas para no leer, ni pretextos para la investigación, pues si llegas a la Gallera Vieja y lees ‘Se prestan obras literarias’, llegarás justo al lugar donde empiezan el mundo del conocimiento, los libros, con el compromiso de que una vez te desea prestado el libro y lo hayas leído, debes devolverlo.