Mientras la pandemia del COVID hace estragos en todo el mundo, perforando distintos peldaños de la medicina preventiva en otras especialidades, me preocupa en sobremanera la asistencia de la mujer a su chequeo para la detección precoz del cáncer de cuello uterino y de mama.
El cáncer avanza sigilosamente, esta enfermedad no conoce de pandemia, ni crisis sanitaria; por solo mencionar dos tipo de cáncer en la mujer cuya frecuencia es alarmante, como el cáncer de cuello uterino y el de mama, ambos tratables con una detección precoz para mejor pronóstico y que son prevenibles mediante un chequeo ginecológico que incluya papanicolau y mamografia al inicio.
Entre las dificultades que ha presentado esta pandemia se pueden destacar el miedo de las pacientes a acudir a centros de salud por la probabilidad de contagiase de COVID-19, el traslado de pacientes de zona rural a centros de mayor nivel para realizarse algún estudio, la interrupción de algunos servicios de prevención y tratamiento para la detección precoz de estas patologías, etc.
Lo que sí es una realidad es que estos tipos de cáncers en países en vía de desarrollo como el nuestro su incidencia es mayor y la taza de mortalidad supera tres veces la de países desarrollados.
Particularmente me preocupa lo que podemos esperar respecto al número de casos, que según el ambiente todo indica que aumentarán, por eso es tiempo de tomar medidas particulares y colectivas.
A las mujeres les exhorto a no descuidar su chequeo ginecológico, según el profesional de la salud le indique en orden de tiempo.
Termino con el deseo de que cada mujer esté atenta a su cuerpo, porque no hay mayor muestra de amor propio que el autocuidado.