El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, guerrea contra la comunidad LGBTQ en múltiples frentes. El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, guerrea contra el aborto. Hoy 18 estados legalizaron la marihuana recreativa, 37 la legalizaron medicinalmente, pero sigue ilegal a nivel Federal.
Aunque Nueva York y Nueva Jersey aprobaron la marihuana recreativa, transportarla de un estado al otro es un delito federal.
La nación está racial, política, económica, y culturalmente dividida.
La inflación nos devora, nos emboscan la indigencia, violencia, y delincuencia; la escasez y el Covid nos acechan. Algunas tiendas racionan la venta de ciertos “productos esenciales”.
Debemos impedir que Rusia triunfe en Ucrania, y que China invada a Taiwan, mientras luchamos contra el cambio climático.
Con 60% de rechazo popular, el Presidente Joe Biden, carece del liderazgo necesario para unificar esta fragmentada nación. Esto se siente como un gran salto al vacío.
La comunidad LGBTQ, el aborto y la marihuana, son ilegales en un estado y legales en el estado vecino.
Es como si retornaramos a las películas de indios, bandidos y vaqueros, donde el asaltante del banco solo debía cruzar la frontera y estaba libre de persecución.
Unificar cualquier nación es indispensable para mantener la estabilidad interna, que es lo único que podría asegurar los objetivos externos.
La popularidad de Biden ronda el 40%, el 60% lo rechaza, la popularidad del presidente ruso, Vladimir Putin es de 83%, solo un 17% lo rechaza.
Los números contradicen la percepción occidental, Rusia está unida en torno a su liderazgo politico, Estados Unidos no.
Proclamar lo que queremos ayuda a crear realidades, pero rechazar lo que no queremos, es peor, porque atrae exactamente aquello que hemos rechazado.
Los equipos ganadores de los campeonatos siempre están unidos, los que no tienen unión ni coordinación, siempre pierden.