Y bien, señor Don Cristóbal: ¡Qué mala pata, el haber descubierto que la Tierra no es
cuadrada!; el haber encontrado el Tercer Mundo, para que nacieran los imperios de azúcar
y banana, los veneros del petróleo, las vetas del oro y de la plata. ¿Cómo se le vino a ocurrir
ampliar el horizonte de agua para que aletearan submarinos, acorazados y cohetes capaces
de herir en su ombligo a la propia galaxia? ¡Qué gran yerro, el haber puesto estas tierras a
parir revoluciones y gobiernos, esperanzas nuevas y monedas falsas! ¿Quién agradece su
aventura? ¿Por qué no pasó de largo o se hizo el de la vista gorda ante esta cosa que hoy se
llama República Dominicana?
