En la pasada campaña electoral que apenas finaliza, pudimos observar y escuchar propuestas de partidos de la oposición que ofertaban; el llamado “CAMBIO”. La Nueva Cara del Cambio, La nueva esperanza, Llegó la hora de cambiar, son algunos de los slogans que bombardearon nuestras redes sociales, televisores, radios y calles; en la que sin dudas fue la más larga campaña electoral que hemos visto.
Ahora bien, en mi artículo no pretendo evaluar la pasada campaña, mucho menos revivir en nuestras mentes esa larga y ruidosa travesía de dispendio. Lo que sí quiero es que hablemos de cambio; ¿hemos hecho bien al apostar al continuismo? ¿Perdimos nuestra oportunidad de reorientar nuestro rumbo? ¿Rechazamos el cambio? ¿Perdimos o ganamos?
Un 35% de los dominicanos apostaron por una nueva opción de poder de esas que ofertaban resolver todos nuestros problemas, la insuficiencia de esta cifra, mantendrá al partido oficialista en el palacio por al menos 4 años más. Hay quienes cuestionan la forma en que se consiguió ese triunfo, pero bien sea cual sea el método, fue el pueblo dominicano el que reeligió a Danilo Medina. A los que dicen hubo compra de cédulas, quien la vendió así lo quiso.
Que se uso dinero del estado en la campaña de manera indiscriminada, bueno mucho que el pueblo se deleitó de ese despilfarro, y se tomó, bebió y bailó con ese dinero. Al final usted votó por el que se decidió; o dio un voto de confianza por 4 más o se decidió por darle una manita al cambio. Es ahí a donde quiero llegar ¿por qué perdió el cambio? Lo primero es que el cambio no lo pueden representar las mismas caras del pasado, el cambio lo puede producir la gente joven el que ha crecido en generaciones contemporáneas y que puede aplicar nuevas ideas a los problemas que los ya viejos troncos no han podido.
Segundo, la política negativa reducida a criticar todo lo malo de la gestión actual, no suma, bien se puede convencer con propuestas no con críticas. Decir como usted va a solucionar lo que otros no han podido y que esto sea viable, eso si le da el favor del voto. Sino miren el ejemplo del Distrito Nacional, ahí ganó el candidato que se concentró en sus propuestas, el que dio la espalda a la campaña negativa y quien sí representaba un cambio.
Apoyo rotundamente la Nueva Ley de Partidos Políticos, que vendría sin dudas a sentar las bases de una futura igualdad entre todos los partidos, pero también considero que hay múltiples herramientas a las que usted puede acceder y llegar al electorado, simplemente siendo creativo como candidato puede llevar sus ideas a millones de personas sin necesidad de tener 800 millones. Con esto no quiero desmeritar el debate sobre la necesidad de esta nueva ley y de sus múltiples beneficios para la democracia débil que hoy exhibimos.
A quienes se sienten afligidos por el fracaso de su opción “EL CAMBIO”, solo les diré que este no lo va a producir ningún presidente, alcalde, senador, regidor o diputado. El cambio se hará realidad si y solo si, en la hora que cada uno de nosotros así lo decidamos. Con acciones simples pero importantes, en como nos comportamos, en como reaccionamos, como ignoramos la realidad de este país y sobre todo cuando renunciemos al interés individual para pensar en la colectividad; en lo que le conviene a la nación.
Todo lo que hoy nos corroe y nos estrangula como sociedad, es el resultado en gran parte de nuestra pasividad y nuestra conformidad. Nos hemos acomodado en esta situación en la que nadie enfrenta, opina y mucho menos contradice las acciones que afectan la mayoría.
Veremos el cambio, cuando imitemos el reclamo de millones de brasileños en contra de la corrupción que hoy tiene a la presidenta Dilma Rousseff suspendida de su cargo. El mismo cambio que llegó a la India luego de la violación y asesinato de Jyoti Singh; movilizando a millones de personas en este país y provocando reformas que hicieron las leyes indias menos discriminatorias contra la mujer.
Cuando lo sucedido en Estados Unidos como consecuencia del asesinato del joven afroamericano Trayvon Martin, inspire a los dominicanos a movilizarse contra lo que sea que este mal hecho, entonces empezaremos el difícil pero satisfactorio camino de la diferencia, el trayecto a cambiar para mejor.
Que más agregar, este será el país que nosotros decidamos construir. El liderazgo político está llamado a responder por las necesidades que la población demanda, es un simple representante de nuestros intereses.
Estas necesidades serán resueltas en proporción a nuestra participación y vigilancia en la búsqueda de soluciones a las mismas. No dejemos a la clase política la responsabilidad de hacerlo todo, no asumamos una actitud conformista como lo hemos hecho durante casi toda nuestra historia.
Hagamos las transformaciones que queremos ver en nuestro entorno, el cambio empieza por ti.