
El professor Federico Toribio (de pie), enseña clase de música a varios jóvenes y niños en las afueras de la Escuela Libre, por falta de iluminación y condiciones del local.
RIO SAN JUAN.- De repente, los jóvenes que intentan rescatar la banda de música de este municipio y el local de la Escuela Libre se sienten confundidos sobre cuantos días tiene una semana.
Y no es que sean malos en matemáticas o que no hayan asistido a la escuela, sino que aún esperan la promesa que a principios de marzo, y en plena efervescencia de la campaña, le hicieran tanto el ministro de Cultura José Antonio Rodríguez como el reelecto alcalde Alberto Alonzo de que en una semana repararían el destartalado local de la Escuela Libre y le enviarían un profesor para que impartiera clases de música.
Una promesa de campaña
Tres meses han pasado desde aquel paseo del ministro Rodríguez por la Laguna Gri-Grí junto al alcalde Alonzo, durante el acto de lanzamiento de “Soy Cultura, Soy Danilo”, en el que uno pregonó que el movimiento había llegado en el mejor momento y el otro alabó “la gestión cultural puesta en marcha por el presidente Medina”. Sin embargo, la semana que consta de siete días no llega para ver cumplida sus promesas.
Hoy los jóvenes, casi 40, deambulan calle arriba y calle abajo con los pocos instrumento que aún conserva la banda, sin el prometido profesor y con el local convertido en un albergue de ratones, desperdicios y con el techo a punto de desplomarse.
Local de Escuela Libre es un nido de ratones y alimañas

Las perforaciones son más anchas que la dimension del zinc que "cubre" el techo de la Escuela Libre.(Fotos: J. Ferreira)
Basta echarle un vistazo a la casucha en la que otrora funcionó una fructífera escuela artesanal para darse cuenta de la magnitud de la indolencia de las autoridades hacia la formación de la juventud en el pueblo.
Un techo podrido con perforaciones de más de un pie que permiten la entrada de todo tipo de desperdicios, desde las copiosas lluvias y las hojas de los árboles, hasta la defecación de las aves. Si algo rescatable tiene esa podredumbre es que la magnitud de sus boquetes permite la entrada de los rayos del sol, necesarios para iluminar el local, pues tampoco posee energía eléctrica.
Ya dentro, las malezas, los ratones, el mal olor y todo de tipo de basura arropan los hornos y utensilios que una vez sirvieron para la formación de jóvenes artesanos que hoy se destacan en todo el territorio nacional.
La sentencia de muerte
La desgracia de la banda de música y su local inició desde aquel 2010, cuando en una presunta pugna política fue cancelado el director de la escuela, el profesor Tony Eusebio, y en su lugar nombrado el director de la banda, profesor Arístides Heredia, quien tres años más tarde fuera cancelado por diferencias con los directivos del ministerio y la ciudadana suiza Cornelia Diethel, hasta ese entonces protectora y donante de los instrumentos musicales.
Atrás quedaron los grandes logros de dicha banda-escuela de música, conformada en ese entonces por casi 125 jóvenes, muchos de los cuales se vieron obligados a marcharse por la precariedad y hoy forman parte de grandes instituciones, como la Sinfónica Juvenil y la ODV, Orquesta Dominicana de Viento.
Igualmente recuerdan con agrado, aquella representación en Suiza de la riosanjuanera Lisandra Martínez entre el grupo de músico dominicanos de todos el país.
Incluso, algunos dicen que la decadencia de Carnavarengue es precisamente por falta de la escuela.
“Aquí era donde se daban la clases, ensayaban las comparsas y se hacían las caretas”, dijo Federico Toribio –Tatú-, quien contra viento y marea sigue tratando de arle uso al local y reorganizar la banda, enseñando a jóvenes y ensayando en la peor de las condiciones.
“Tenemos los instrumentos, unos 25, lo que necesitamos es que el síndico cumpla su promesa de reparar el local y que nos envíen el profesor”, dijo.
“Yo le enseño, pero no lo puedo hacer diariamente pues soy maestro de básica a tiempo completo y no dispongo del tiempo suficiente para dedicarlo a la banda de música; por eso necesitamos el profesor. No importa de donde venga”, dijo.
Expresó que ha tratado de que el alcalde Alberto Alonzo le diga cuándo será reparado el local, pero que solo ha recibido como respuesta el silencio.
“Da pena, donde no se apoye la cultura, el pueblo se va a pique, por su jóvenes se prostituyen en las calles”, concluyó.