El Dr. José Francisco Peña Gómez decía “que sólo el PRD derrotaba al PRD”, lo cual afirmaba por su amplia experiencia dirigiendo esa organización. Peña sabía de la fortaleza a nivel de masas del PRD, pero al mismo tiempo estaba consciente de sus grandes debilidades, como resultados de su composición social.
El PRD se conformó en sus estructuras de bases y medias, por los sectores más pobres y con menos nivel educativo de la sociedad. Obreros, campesinos, chiriperos, descalzados (claques), desempleados y pequeños burgueses de nivel bajo, muy resentidos y ambiciosos.
Con este conglomerado social, tenemos la tormenta perfecta para la indisciplina, el chismoteo permanente, la violencia verbal y física, el caos, la anarquía y el irrespeto. Sencillamente por eso el más grande líder de masas que ha tenido este País, Peña Gómez, decía que sólo el PRD derrotaba al PRD.
El primer gobierno del PRD encabezado por Juan Bosch, sólo duró 7 meses, aunque la causa fue por un golpe de estado militar, su inconscistencia y debilidad eran muy pronunciadas.
El segundo gobierno del PRD presidido por Antonio Guzmán, terminó con el suicidio del mandatario, motivado por la feroz lucha interna que se desarrollaba dentro de la organización. Guzmán prefiero abandonar este mundo, antes que enfrentar las amenazas de sus contrincantes internos de llevarlo a juicio por corrupción.
El tercer gobierno del PRD encabezado por al abogado santiaguero, Salvador Jorge Blanco, terminó de manera muy lastimosa, prefiriendo que Balaguer volviera al poder, antes que lo hiciera su compañero de partido, Jacobo Majluta. La lucha interna, con sus enfrentamientos permanentes, dio espacio a que el genio del mal fuera de nuevo presidente de esta Nación.
Eso le costó al PRD 14 años fuera del poder, el cual recuperaron en el 2000, con Hipólito Mejía como presidente. La alegría perredeista sólo duró 4 años, ya que aparte de otros errores, la confrontación interna afloró de nuevo, culminando con la expulsión de su presidente, Hatuey de Camps.
Eso le costó al PRD ahora PRM, estar 16 años fuera del poder, espacio que fue llenado por el PLD, organización que al final imitó a su rival y por la lucha interna se dividió y salió del poder.
El presidente Abinader, al parecer ha aprendido muy bien de los errores de sus predecesores, por lo que ha asumido una actitud no sectaria, creando un fuerte frente electoral compuesto por más de 20 partidos políticos.
El presidente ha manejado correctamente su relación con el PRM y sus aliados, manejando directamente ese tema, para no permitir que se vuelvan a cometer los errores del pasado. La separación en la percepción de su organización, hasta cierto punto ha permitido, que la población no lo culpe de los errores que a diario cometen sus subalternos.
Una gran parte de la población afirma que el problema no es de Abinader, sino de sus funcionarios, tal y como ocurría con Balaguer. Siendo esto la clave para que el primer mandatario esté encabezando todas las encuestas, con amplias posibilidades de irse en primera vuelta.
Eso es lo que está ocurriendo arriba, lo que resalta a nivel de la opinión pública, pero todos sabemos que en la mayoría de demarcaciones, existe un volcán en erupción. Las confrontaciones grupales, el chisme y el rechazo a los aliados, como si estuvieran impulsados por una xenofobia política está por todas partes.
Esa es una situación que todavía no ha afectado la reelección de Abinader, pero puede comenzar a hacerlo en cualquier momento. Unos funcionarios que se han declarado dueños de un feudo con una visión personal y una dirección media con una actitud de hostigamiento, rechazo, humillación e irrespeto a sus aliados, puede generar resentimientos, que en algún momento comiencen a reflejarse en la simpatía de Abinader.
Esa es una realidad que afecta o afectará al presidente, por lo que no es entendible, como las autoridades del PRM a nivel general, no intervienen para poner las cosas en su lugar. Esa xenofobia política puede ser muy perjudicial para la reelección, porque no hay nada peor que alguien resentido por habérsele herido su ego.
Por todo eso me atrevo a afirmar que en estos momentos el adversario principal de la reelección de Luis Abinader, no es la oposición, sino una parte significativa del PRM.