La diferencia entre la crisis recién vivida con la pandemia de la COVID-19 y la invasión rusa a Ucrania es que para esta última no hay vacunas. Será mucho las larga y mucho más perjudicial y dolorosa para la clase pobre y media del país. Los que conforman el 80% de la población.
Le dejo aquí algunas recomendaciones para que puedan sobrevivir mejor a lo que se avecina. Estas no tienen mucho valor para lo que disponen de suficiente dinero porque está dirigida a la gente de bajos ingresos o ingresos medios cuyo presupuesto está prácticamente comprometido todo el mes y muchas veces no alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Veamos:
El presidente anunció que subsidiará el combustible hasta un precio de US$116 el barril. A partir de ahí los precios serán traspasados al consumidor sin incluir al Ad-Valorem. Pero las predicciones de algunos expertos dicen que el petróleo puede subir hasta por encima de los US$200 dólares el barril. Por lo tanto, reduzca al mínimo el consumo de combustible y ahorre toda la energía que le sea posible en su hogar, porque si esas predicciones llegan a ser reales usted pagará por cada galón de gasolina (subsidiado) más de 350 pesos y la tarifa eléctrica le podría producir un infarto repentino. Prepárese desde ahora y roguemos al Señor que esto no suceda.
Evite salir en hora de mucho tránsito, use más los taxis o medios de transporte público y posponga sus vacaciones al exterior porque los boletos de avión se pondrán por las nubes y en Europa un café le costará 30 dólares. La inflación se lo comerá todo en todos los rincones del mundo.
El pan subirá, el pollo y el cerdo, por igual, la carne de res ni se diga y las grasas comestibles se pondrán por las nubes y eso es debido a las infernales alzas en los precios de las materias primas (trigo, maíz, sorgo, aceites, leche, etc.) y los fletes. Eso implica que debe cambiar sus patrones y hábitos de consumo temporalmente sacrificando la cantidad y calidad de los bienes que usted acostumbra a comprar. No lo lamentará.
Por eso, no llene hasta el tope los carritos del supermercado, ahorrando lo más que pueda en las compras de alimentos, aprovechando los especiales de los supermercados y los productos que ellos mismo envasan cuyo precio es hasta 30% menor. Cuando vea que un producto alimenticio que usted consume mucho está a buenos precios, compre más cantidad de la acostumbrada.
Visite los mercados mayoristas, aunque sea una vez al mes y se ahorrará mucho dinero. Los más pobres tendrán un alivio comprando en los mercados populares de INESPRE.
No gaste en compras de artículos personales que puede posponer por un tiempo y menos si son bienes importados. Su prioridad inmediata es asegurar la alimentación diaria, la energía, el alquiler (si es el caso), el transporte, la educación de sus hijos, los medicamentos y pagar sagradamente sus deudas. Lo demás, sacrifíquelo por un tiempo.
El consumo es lo que mueve una economía, y normalmente es la piedra angular para mejorar el bienestar de la gente. Pero nos encontramos en un momento muy delicado, donde algunos predictólogos hablan de un colapso en la economía no vista desde hace varias décadas.