
Olvida por las autoridades, así luce la Laguna Gri-Grí camino a su desembocadura hacia el mar.
Río San Juan.- Es común escuchar entre sus munícipes que el que no se da un paseo en bote por la Laguna Gri-Grí no ha ido a Río San Juan.
Sin embargo, este bello milagro de la naturaleza languidece paulatinamente ante la mirada indiferente de las autoridades municipales, de Turismo y Medio Ambiente, y es tal su estado abandono que más que un orgullo para su pueblo, la Laguna Gri-Grí se ha convertido en una vergüenza ante los ojos de visitantes y turistas.
El pestilente hedor de sus aguas negras y la cantidad de escombros y basura envuelta entre las raíces de sus mangles, especialmente en la desembocadura hacia el mar, es un ambiente sólo soportable por la gran cantidad de garzas y buitres que ante el ambiente carroñero que exhibe, desde hace unos 10 años han acogido la zona como su habitad ideal.
Tal es la acumulación de escombros que los botes apenas disponen de un pequeño trillo para llegar al océano Atlántico, cuyas azules y cristalinas aguas contrastan con el ambiente de negra costra y desagüe fecal que va dejando el botero a medida que se aleja de la laguna.
“La gente a veces nos pide detenernos un poco saliendo de la laguna, pero no podemos por el mal olor; incluso ellos mismos luego nos piden salir más rápido de lo que la vía nos permite”, reveló el sudoroso botero que nos guió en nuestra travesía de unos 45 minutos.
Como muchos de sus compañeros, no quiso revelar su nombre por temor a represalias por parte de Turismo, aunque alguien le llamó por el apodo de Chiquito.
Y por suerte que los botes aún pueden transitar. Pues reveló Chiquito que hace dos años pasó un ciclón que derribó decenas de mangles y matas de Gri-Grí, árbol al que la laguna debe su nombre, bloqueando la salida al mar. “Nosotros tuvimos que durar dos semanas sacando escombros para poder pasar y seguir trabajando. Las autoridades no hicieron nada”, reveló el botero.
Sin embargo, el abandono de la laguna data desde más de una década y en todo este tiempo ninguna autoridad acepta responsabilidad. Se la tiran mutuamente tal bola de ping pong.
La más reciente excusa la puso la secretaría de Turismo, quien dijo saldría en su auxilio con la creación del malogrado Instituto Dominicano de Turismo (Indetur), cuyo proyecto de ley murió en la Cámara de Diputados con el mismo impetud que llegó.
Y mientras todos esperan por el cacareado y ambicioso proyecto de remozamiento, la Laguna Gri-Grí va muriendo lentamente; sólo alimentada por el desperdicio depredador de los botes, los excrementos que emanan de las cloacas y la mirada esperanzadora de unas que otras prostitutas que merodean por el cordón de arrabalización que muestran sus alrededores, a espera de pescar al extranjero ingenuo, para hacerlo desangrar ya sea en dólares o euros.