Al proponerse armar una alianza militar con Cuba y Nicaragua, lo cual es sumamente
dudoso, para enfrentar al enemigo común (Estados Unidos y aliados), Nicolás Maduro
se sitúa en el extremo de la locura y asume el riesgo inminente de un golpe de estado o
un atentado contra su vida. Lo sabe. Como sabe que Cuba revolucionaria nunca se ha
dado ni se daría al aventurerismo, y como sabe también que la Nicaragua sandinista
carece de los recursos y de la fuerza militar organizada que le permita proyectarse en el
plano internacional. Más aún: Maduro sabe que el resto de América Latina se opondría
de manera unánime a tan impredecible aventura.

Aventura madurista
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