Sospecho que este país ya casi llega a la plena modernidad. Créanlo. Porque
recientemente se me perdió la cédula, y empecé a enloquecer con solo pensar que
tendría que pasarme un día, turno tras turno, en la Junta Central Electoral. Pero no. Pues
sucedió que de pronto me topé con una oficina de esa Junta en un centro comercial, a la
que me acerqué a indagar cuál sería el trámite para obtener un duplicado. Y sepan lo
que sucedió: el empleado me pidió el número de la cédula perdida, y ahí mismo hurgó
en la computadora y…(créanlo, no les miento!)…me tomó una foto, y en menos de diez
minutos me entregó el duplicado. Definitivamente nos estamos civilizando.
