"En mi vida he tenido muchas preocupaciones, la mayoría de las cuales nunca sucedieron".
MARK TWAN.
Una vida estresada conduce a una muerte prematura.
Cuando el duro invierno canadiense empieza a ceder, las aguas brotan en el río Nas, comenzando el recorrido anual río arriba de las truchas arcoíris, al lugar donde nacieron para dar inicio al desove. Las truchas recorren 200 kilómetros hasta alcanzar los 3 metros de altura.
Ese recorrido en medio de múltiples obstáculos y depredadores, las va llevando prácticamente a perder hasta el aliento, haciéndolas envejecer a un ritmo acelerado cada día. Las mandíbulas se le deforman, la espina dorsal se le curva, las branquias se agrietan y las arterias se calcifican.
Este trayecto tan angustioso, peligroso y estresante, hace que cuando lleguen al lugar de apareamiento estén tan débiles, que los 20 mil huevos que expulsan, deben de ser fecundados por dos machos.
Al terminar el proceso las truchas arcoíris, no mueren como los salmones, sino que emprenden el regreso río abajo, sin esfuerzo, descansando alimentándose adecuadamente, comenzando a rejuvenecer km a km.
Al terminar el recorrido son jóvenes de nuevo, la calcificación de las arterias desaparece, las mandíbulas se normalizan, la espina dorsal pierde la corvadura y las branquias vuelven a ser como antes. Este recorrido fuerte y doloroso, lo realizan las carpas, por lo menos cuatro veces en la vida.
ENSEÑANZA:
La experiencia por el que transitan las truchas arcoíris, nos deja un claro testimonio de hasta dónde el estrés es capaz de afectar a todo ser viviente. Llegando al punto de irrumpir en el funcionamiento del organismo, no sólo por el exterior, sino y sobre todo, en el interior.
Un estrés prolongado y agudo, simplemente es capaz de llevarnos a una muerte anticipada y prematura. Pero al mismo tiempo, ese ejemplo de las truchas arcoíris, también nos enseña, que cuando cambiamos el estilo de vida, asumiendo las cosas de una manera relajada, se produce un cambio radical y favorable en el organismo.
Si queremos mantenemos sanos en la vida, tanto física como mentalmente, es fundamental aprender a lidiar con el estrés, sin permitir jamás que nos domine, se haga dueño de nuestra existencia, produciendo un nivel de cortisol, que nos envenene por dentro, dañando los órganos y perjudicando la salud.
Un estrés manejable no es dañino, pero cuando se nos sale de control es letal, llegando al nivel de producir más del 70% de nuestras enfermedades. El estrés es un enemigo silente, que cada día trabaja para dañarnos, por lo que es vital hacer conciencia de esa realidad, para enfrentarlo con la debida paciencia y prudencia.