Como una persona que ha vivido medio siglo, recuerdo que en mi niñez nada era más peligroso que el “abrazo del oso”. Cuando el legendario narrador de lucha libre Silvio Paulino advertía sobre la aplicación de este movimiento, todo indicaba que se acercaba el fin de las hostilidades. Hoy en día, las luchas políticas son igualmente feroces para el público como la lucha libre, aunque, al igual que todo lo trascendente en la vida, requieren coordinación y entendimiento entre los oponentes.
Actualmente, en la República Dominicana no es diferente. El líder del principal partido de oposición, Fuerza del Pueblo, y expresidente de la República, Dr. Leonel Fernández, invitó al actual mandatario, Luis Abinader, a un saludo que culminó en un abrazo que ha estremecido a una parte significativa de la opinión pública.
Este abrazo se dio durante la clausura del Congreso Mundial de Derecho (World Law Congress), edición 2025, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); un evento de prestigio global al que asistieron varias figuras internacionales destacadas, incluyendo al Rey Felipe VI de España. Más que una simple muestra de respeto, este gesto envía un mensaje a la comunidad internacional sobre la madurez de la joven democracia dominicana, demostrando que su liderazgo es capaz de ante poner el interés nacional por encima de las maniobras políticas y el chantaje digital de grupos organizados en redes sociales.
Esta señal de respeto y madurez ocurre en un momento en que el pueblo dominicano busca tranquilidad y unidad en su liderazgo, especialmente tras la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, que sumió a toda la sociedad en un luto sin precedentes, y en medio de la inquietud generada por la profunda crisis en Haití, que se cierne amenazante como una espada de Damocles sobre la frágil estabilidad social y económica del país.
Sin embargo, toda acción, por espontánea que parezca, trae consigo una reacción igual y opuesta, según afirmó el genio universal Isaac Newton. No obstante, la política suele desafiar los cálculos matemáticos, y esta vez la reacción más feroz ha venido desde una fuerza política disminuida que, aunque conserva algo de pulso y está asistida por una respiración artificial, conserva delirios de grandeza derivados de sus éxitos en la historia reciente y ve en este abrazo una oportunidad para recuperar relevancia en la arena política.
No creo que este abrazo alcance la trascendencia histórica del protagonizado por Nelson Mandela y Frederik de Klerk en 1993. Quizás pueda asemejarse más a los abrazos entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo para los dominicanos; sin embargo, sí será finalmente considerado como el “abrazo del oso” al estilo de la lucha libre, como plantean las figuras mediáticas del Partido de la Liberación Dominicana. Es algo que solo podremos confirmar en los próximos días.
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